Aficionados del Rayo duermen a las puertas del estadio para conseguir un abono: no hay venta online
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El Rayo Vallecano, otra vez a la deriva: sin abonos, sin equipaciones y con sólo dos fichajes
Lo del Rayo Vallecano es de película. Pese a que en el campo están imparable, compartiendo liderazgo con Real Madrid y Valencia, la situación es muy distinta fuera del terreno de juego. Y viene de largo. El club vallecano fue el último equipo profesional en sacar su campaña de abonos y en mostrar sus nuevas equipaciones. Pero parece que el problema va mucho más allá.
En pleno año 2023, el Rayo Vallecano sigue sin venta online en su página web. Ni para entradas, ni para camisetas (con una tienda olvidada con equipaciones antiguas), ni para abonos. Hay una pequeña excepción y es que el club si permite la renovación de abonos de manera online. Pero claro, el problema llega a la hora de recogerlos.
Así están las colas para conseguir nuevos abonos del Rayo Vallecano en las taquillas del Estadio de Vallecas (los abonos no se pueden conseguir hasta mañana a las 9am). pic.twitter.com/2d7SlcmyzZ
— Álvaro (@Alvarisimo_) August 22, 2023
En otros clubes de primera división, los abonos son enviados directamente a sus casa. O por el contrario, se gestiona unos días distintos según el número de abonado. Pero en Vallecas no funciona así y los hinchas han estado durante días teniendo que acercarse a las taquillas, esperando largas colas, para poder recoger su abono.
Noche larga en el Rayo Vallecano para hacerse abonado
Ahora bien, el problema es aún mayor para los nuevos abonados. Este miércoles comenzaba la cuarta fase de la campaña de abonos, la que supone la adquisición de nuevos carnets disponibles. El club informó en sus redes que tan sólo contaban con 612. Y se ha vuelto a liar, como es habitual en el agosto vallecano.
Una vez más, centenares de rayistas han comenzado a hacer cola en altas horas de la noche con la intención de hacerse con un carnet. Una larga cola que a las 9 de la mañana comenzaba a dar la vuelta a todo el estadio. Sillas, mesas, juegos de cartas, neveras... cualquier cosa era válida entre los aficionados para aguantar toda la noche y el calor sofocante de Madrid.
