Habrá una nueva marea verde en El Molinón
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Cerca de 800 kilómetros separan el Benito Villamarín de El Molinón, el feudo del Sporting. Pese a la importante distancia que separa ambos estadios y ambas ciudades, serán muchos los aficionados verdiblancos que se desplacen hasta el Principado para alentar a su equipo y llevarlo en volandas para conseguir la segunda victoria de la temporada. Ya el pasado curso fueron unos 1.000 los béticos que presenciaron en vivo la victoria de su equipo por 1-2 ante el cuadro rojiblanco.
Este domingo a las 12.00 horas, Sporting y Betis volverán a verse las caras; esta vez en Primera división. La derrota del pasado jueves ante el Deportivo de La Coruña ha puesto los pies en el suelo a una afición que estaba más que satisfecha con los resultados conseguidos en las cuatro primeras jornadas, teniendo en cuenta el duro inicio al que se han enfrentado los heliopolitanos. Así las cosas, los hombres de Pepe Mel deberán cosechar un resultado similar al que obtuvo la pasada campaña en el feudo sportinguista.
El Betis no estará solo en Gijón. Los béticos llevan semanas moviéndose para acompañar al equipo, y se espera que miles de aficionados tiñan de verdiblanco las gradas del estadio del Sporting. Las entradas tienen un precio de 30 y 40 euros, dependiendo de si se sitúan en la Grada o Tribuna Norte del estadio. No obstante, la afición bética no sólo se congregará en dicha zona, sino que se espera que esté repartida por todos los sectores del estadio.
La pasada campaña, un gol de Xavi Torres dio la victoria al Betis después de que este se pusiera abajo en el marcador tras un tanto de Jony a los cinco minutos de partido. Bruno hizo el empate al poco de comenzar la segunda mitad del choque, y el catalán puso el 1-2 en el 64 tras un soberbio trallazo que se coló por la escuadra de la meta defendida por Cuéllar. Fue un partido vibrante que supuso la primera derrota del Sporting en Liga, tras 21 jornadas disputadas.
Este curso, el duelo será bastante diferente. Ambos equipos afrontan su retorno a la máxima categoría con la mayor ilusión del mundo, pero, una temporada más, volverán a ser rivales directos, aunque en esta ocasión, al menos a priori, lo serán por evitar el descenso. Pase lo que pase el domingo, el partido será una fiesta que volverá a reunir a dos aficiones hermanadas y con un respeto ejemplar hacia su omóloga. Incluso se prevé que tras la conclusión del envite ambas aficiones se congreguen en los aledaños de El Molinón para degustar unas fabes asturianas, tan famosas por aquellos lares, e intercambiar las diversas opiniones que generen los 90 minutos de juego.