Una tormenta llamada Betis

Que siga lloviendo, que siga. Una tormenta de fútbol en Heliópolis. Y de goles. El mejor partido de la temporada del Betis, el más completo, para dar un serio aviso a navegantes. La lucha por Europa es de verdad. Ahora el que tenga dudas ya puede ir quitándoselas de encima. Así este Betis va a dar mucho que hablar. Pero mucho. Como esta lluvia.

Porque el Betis de Quique Setién ya no tiene miedo, al menos no lo aparenta. Y se gusta, sobre todo con el balón. Al ritmo de Boudebouz y con Bartra en el mando de las operaciones, el Betis de Setién ha metido una marcha más para jugar en Europa la próxima temporada. Y el cántabro también tiene culpa. A su tocayo Quique le dio una clase de fútbol. Otra vez con cinco centrales, aunque ya da igual cuántos defenseas sean.
La primera parte fue digna de un guion. Hubo de todo, pero de todo lo que no suele haber en un partido de fútbol. Apagones, un paraguas por el césped y hasta saltó el riego en dos ocasiones, por si no había caído suficiente agua. Y el Betis fiel a su estilo, con mucho toque, mucho control y sin pasar apuros, a la espera de una ocasión clara.
Con el Espanyol al ralentí, forzado también por el rival, el Betis se hizo dueño y señor y ni esos parones le pararon, valga la redundancia. Boudebouz se mostró activo y avisó a Pau, pero en estos partidos es mejor que el balón salga dando algún botecito cerca de la portería para convertirse en un puro veneno.
Y sin arrollar, pero le valía su ritmo, el Betis se encontró con el gol. Sí, se puede que decir que se lo encontró, porque ese cabezazo de Junior que acabó en la red pocas veces acaban en la red. Y ahí las miradas fueron para Pau López, centro de atención por su acuerdo con el Betis, que falló de forma clara. Se le escapó el balón.
Tras el gol, otro apagón. Menos mal para el Betis que llegó 20 segundos después del gol de Junior, cuando todavía estaban celebrando los jugadores en la banda. Y hablando de apagón, el que tenía el Espanyol. Porque Loren estuvo a punto de firmar el 2-0 antes del descanso, en otra salida extraña de Pau López.

Gran fútbol

Pero lo mejor aún estaba por llegar. Fabián se unió a Boudebouz y el Betis creció aún más. El francoargelino firmó una de esas jugadas de la Play en la que uno marca con mucha facilidad, pero no fácil. Un control, un quiebro y un remate para la galería. S-e-n-s-a-c-i-o-n-a-l. Lo díficil hecho fácil. Jugador caro.
El 2-0 ya mató del todo al Espanyol, que no tiene nada. Pero nada. Sin presión es complicado rendir en el fútbol y en el Betis sí quieren tener presión. Esta vez por algo bonito. Porque Europa es muy bonito. Un espectáculo de fútbol, de control y de toque, de contragolpe y presión. Una fiesta en la que se apuntó Francis, ese canterano que no habla fuerte pero que hace muy bien lo que se le pide. Otro producto de la factoría José Juan Romero.
El Villamarín estaba muy mojado, pero de cánticos e ilusión. Esa lluvia, bendita para muchos, sonó celestial en Heliópolis. Como este partido del Betis. Ahora, que pase el siguiente, porque Europa ya no es una quimera. Ni mucho menos.
 

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