El gol, cara y cruz del Betis
Los goles, la esencia, se ha erigido en los primeros compases de esta temporada en la cara y la cruz del Betis de Quique Setién, que si bien no ha encajado ninguno en los últimos cuatro partidos sólo ha anotado uno en sus últimos cinco encuentros.
El empate a cero logrado por los de Setién en su estreno en Liga Europa ante el Olympiacos griego ahondó en la sensación de que el equipo bético no ve puerta pese a las ocasiones que genera y a sus abrumadores porcentajes de posesión que, ante los griegos, superaron el setenta por ciento y los setecientos pases y toques.
Estos datos, sin ser determinantes en un deporte como el fútbol y ser más propios de otros, sí hablan de un dominio de la pelota que, en el caso del Betis en el Georgios Karaiskakis de El Pireo, se tradujo en, al menos, tres ocasiones claras de gol que no materializaron sus delanteros Sergio León y Loren Morón, y otras opciones como un disparo del ilusionante argentino Giovani Lo Celso.
"Nos está costando ver puerta. Es una cuestión tan vieja como el fútbol, la de las rachas. No estamos finos, pero los goles llegarán. Todo lo que generamos, lo convertiremos y sumaremos más puntos. Seguro", reconoció tras el partido Quique Setién sobre la falta de precisión en los metros finales de su equipo.
Un gol en cinco partidos
El único gol logrado por el Betis en los cinco partidos que ha disputado esta temporada, cuatro en la competición doméstica y el de Olympiacos en Liga Europa, fue el logrado por el capitán Joaquín Sánchez que valió la victoria bética ante el Sevilla, ya que los otros tres encuentros en Liga acabaron con derrota ante el Levante (0-3) y sendos empates a cero ante el Alavés y Valencia.
Quique Setién ha jugado con todos sus efectivos en punta hasta el momento, aunque los ha rotado en su proclama de que los veintiún jugadores de su plantilla se consideren titulares y sean conscientes de que pueden pasar de la titularidad a la grada, lo que en casos de puestos tan específicos y necesitados de confianza como el delantero centro pudiera tener alguna influencia.
El cántabro salió por primera vez en Atenas con Loren y Sergio León en el once y en los últimos veinte minutos sacó al paraguayo Tonny Sanabria por Joaquín; y con estos tres efectivos de la punta del ataque ha hecho combinaciones desde la primera jornada que, si bien no se han traducido en eficacia goleadora, sí tienen al Betis con cinco puntos en Liga y con uno en la fase de grupos de la competición europea.
Loren Morón es, hasta el momento, el delantero más utilizado por Setién, quien le ha dado la titularidad en cuatro de los cinco encuentros disputados, en los que fue sustituido por Sanabria en el encuentro ante el Sevilla y fue descartado por decisión técnica en el duelo ante el Valencia.
Tampoco han visto puerta la amplia nómina que Setién tiene en la segunda línea del ataque, llamada a jugar un papel determinante en el juego bético para filtrar el último pase y también en el papel goleador, y en la que figuran el japonés Takashi Inui, el argelino Ryad Boudebouz, Cristian Tello, Joaquín y Gio Lo Celso, cuya aportación creciente en los dos partidos que ha jugado le postulan como una de las bazas del Betis para este año.
La teoría de la manta
En contrapartida, el modelo irrenunciable de juego del cántabro, criticado en determinadas fases de la pasada temporada por su fragilidad defensiva, ha cobrado en esta temporada mayor solidez y ello se ha traducido en que, tras el traspiés ante el Levante en la primera jornada, el Betis no ha recibido un gol desde entonces.
A ello ha contribuido el que el engranaje defensivo de la totalidad del equipo esté muy trabajado y consolidado, que los béticos hayan hecho bandera de defender con el balón y el papel desempeñado por los dos porteros nuevos, Pau López y Joel Robles, cuya labor en su debut fue decisiva en el empate ante el Olympiacos.
El Betis había recibido en los primeros cinco partidos de Liga de la pasada temporada siete goles, aunque las críticas a la apuesta de Setién surgieron con resultados como un empate a cuatro en San Sebastián ante la Real Sociedad o un 3-6 ante el Valencia en el Villamarín: la llegada de Marc Bartra en la segunda vuelta empezó a cambiarlo todo.