La ilusión bética, manifiesta en el penúltimo paso para alcanzar su 'final'
La ilusión y la espectación en la hinchada bética está por todo lo alto ante la posibilidad de que el equipo pase a las semifinales de la Copa del Rey, y mucho más después de que el pasado lunes la Federación Española anunciara que el estadio Benito Villamarín será la sede de la final del torneo.
El Betis jugó su última semifinal hace catorce años, cuando en 2005 se vio con el Athletic Club de Bilbao y lo eliminó en una tanda de penaltis en el estadio San Mamés tras acabar la ida y la vuelta con empate a cero.
Ahora, tras el 1-1 que traen los verdiblancos del campo del Espanyol en la ida de cuartos disputada la pasada semana, los seguidores béticos se concentran en el Villamarín en un número menor a lo previsto por las desapacibles condiciones climatológicas, con lluvia y frío, lo que no resta las ganas de hacer valer la renta y dar el penúltimo paso hacia la añorada final.
En frente está el Espanyol, que llega a Sevilla con problemas clasificatorios en LaLiga, cerca del descenso, pero también con ganas de darse una alegría de las que está escaso en los últimos años.
El objetivo es romper los pronósticos para estar el viernes en el sorteo de semifinales, un acto que se celebrará en este mismo escenario.
El entrenador de los pericos, Joan Francesc Ferrer 'Rubi', ya se ha encargado de anunciar el gran interés de los suyos por estar en esas semifinales y hacerlo por la puerta grande en un ambiente favorable para los de Quique Setién.