Fekir: Érase una vez un niño pegado a una pelota

La vida de Nabil Fekir siempre ha girado alrededor de un balón. El ahora mediapunta del Betis tuvo muy claro desde pequeño cuál era su verdadera pasión. Su historia personal la marca la superación por luchar por lo que más quería, pese a que incluso en su adolescencia le fue diagnosticado el síndrome de Osgood-Schlatter. Una patología que le afectó a su rodilla en una fase clave de su desarrollo.

Los que le conocen lo definen como una personal familiar, de carácter tranquilo y que siempre tuvo claro que quería jugar al fútbol. Nada que ver su forma de ser fuera del terreno de juego, con la tremenda personalidad que muestra cuando está la pelota de por medio. El mayor de cuatro hermanos, Fekir nació y creció en Francia en una familia de orígenes argelinos.

De carácter tranquilo y familiar, la pasión de Fekir por el fútbol le hizo superar en su adolescencia el síndrome de Osgood-Schlatter, que le apartó del Olympique de Lyon; años después lo volvió a reclutar

La pelota fue compañera habitual de Fekir en su niñez. Se pasaba las horas jugando con sus hermanos. No siempre era con una pelota, a veces eran globos o naranjas. En alguna ocasión ha reconocido que los candelabros y jarrones en su casa fueron víctimas involuntarias de los pelotazos. Incluso un balonazo a un recipiente hirviendo de aceite le provocó una pequeña cicatriz en la cara.

El carácter de Fekir y su determinación quedaron evidenciados en un episodio. Tuvo que sobreponerse a la enfermedad de Osgood-Schlatter, una patología que provoca dolores e hinchazón en la zona de la rodilla y que le afectó en pleno crecimiento durante su adolescencia. Eso le hizo salir del Olympique de Lyon, el club con el que soñaba desde pequeño. Un momento clave, ya que Fekir sufrió una dura desilusión.

Años después, con la perseverancia y unas tremendas cualidades, fue el propio Olympique de Lyon el que buscó a Fekir ante la más que cierta posibilidad de que fuera reclutado por otros equipos de la zona. Su fútbol llamaba la atención y sus problemas en la rodilla más que superados. La directiva se las tuvo que ingeniar para convencer a Fekir.

Una decisión que resultaría acertad,a como se demostraría con el paso del tiempo. En el club francés creció y se convirtió en todo un símbolo. Con el Olympique de Lyon sumó 193 partidos y asombró a propios y extraños. Fekir, incluso, puede presumir de haber conquistado el Mundial de 2018 que Francia logró en Rusia. El verano de 2019 dejaba su equipo de toda la vida para enrolarse en las filas del Betis.