El unánime y ambicioso discurso del Betis

Ni los goles de Borja Iglesias, las estiradas de Claudio Bravo, la valía de Nabil Fekir o los propios resultados. La clave de este Real Betis es su ambición. Manuel Pellegrini, entrenador y psicólogo a partes iguales, ha logrado imprimir a esta plantilla el gen ganador, la autocrítica y la valentía inexistente antaño.

Da igual el rival que tenga enfrente. Ya sea Atlético de Madrid, Valencia o Real Madrid el objetivo siempre es el mismo: ganar. Porque es lo que quiere, lo que muchas veces merece, por lo que trabaja. Y si no se consigue, duele. Ya lo decía Bartra a principios de curso en ElDesmarque: "Si no se gana, que duela". Un carácter que ha calado en la plantilla, siendo uno de los ingredientes principales de esta receta exitosa.

Ante el Real Madrid, como ya pasara frente al Atlético, la plantilla se marchó con sabor agridulce. El dulzor de puntuar, por cuarto año consecutivo, en casa del Real Madrid pero con el amargor de saber que pudo hacer más daño. Un discurso que se refleja en el campo, pero también en las declaraciones de los protagonistas.

"El equipo no va a salir nunca a empatar, si no se puede ganar no lo pierdas. Pero el equipo siempre sale a ganar", decía Pellegrini al término del encuentro. "Veníamos a por la victoria", añadía el director general deportivo Antonio Cordón. "Queríamos los tres puntos", aseguraba Emerson. "Todavía estoy pensando en esa jugada, pero son cosas a mirar y corregir", decía Guido sobre la ocasión que pudo dar el triunfo al Betis.

Un discurso que ha cambiado en Heliópolis y que tan necesario es para obtener éxitos. Un Betis que nunca se rinde. Que quiere más y más. Exigente, sin techo anímico, ilusionado y con la satisfacción de poder competir con cualquiera. Así, Europa está más cerca.