La del Celtic de Glasgow, el próximo rival del Real Betis, es una historia muy peculiar. Cargada de anécdotas, raíces sociales y hasta políticas. Históricamente ligada a la clase obrera, y que reniega de la propia Escocia, fue fundada por el director de un colegio católico para paliar la hambruna de los inmigrantes irlandeses. Un club que ha evolucionado hasta ser el más popular del país, junto al Rangers, y uno de los más reconocidos del continente. Entre sus casi catorce décadas de fútbol guarda infinidad de chascarrillos, como el del día que el propio club pidió a sus aficionados... ¡que se ducharan antes de ir al estadio!
Como leen. Tal cual. Todo ocurrió en septiembre de 2015. Por aquellas fechas una parte de la hinchada de la tribuna principal del estadio comunicó al club que el olor de una de las gradas era insoportable. Hasta tal punto llegaba ese hedor que a muchos les impedía disfrutar con comodidad de los partidos.
A raíz de esa petición, el Celtic mandó una carta a sus aficionados a través de John Paul Taylor, el dirigente cuyo cargo estaba centrado por aquel entonces en el bienestar de sus aficionados. Tal comunicado insistía en la necesidad, o conveniencia, de que The Bhoys mantuviesen unas mínimas condiciones de higiene a la hora de acudir al estadio. Una historia inverosímil y que muchos hinchas trataron como si de una broma se tratase, aunque el chascarrillo era bien real.