Al Betis de Fekir y Pellegrini ni lo despeina el Levante
El Levante puede ser un viento muy desagradable, desordenado, turbador y loco. Pero al Real Betis de Fekir y Pellegrini ni lo despeina. El Levante UD de Lisci, colista de LaLiga Santander, apenas sopló unos pocos minutos en el estadio Ciutat de Valencia en el choque de la jornada 24ª. Sus arreones duraron lo que quiso un futbolista superlativo, Nabil Fekir. Porque este equipo es imparable cuando sopla fuerte su Poniente, la mayor fuerza que lo empuja para mantenerse como el único equipo español vivo en las tres competiciones que disputa y alimentar los anhelos de una afición revivida.
Fekir inauguró el marcador ante el Levante UD con una jugadita suya que contó con la ayuda del rechace de su tiro en un rival. Luego, cuando los locales habían comprometido lo que parecía una goleada de escándalo, se puso el frac y la pajarita para devolver la tranquilidad al marcador con un golpe franco de maestro. Pero no es eso, que es mucho, sino que volvió a convertirse en el epicentro del buen fútbol del Betis dando un clínic de dominio técnico, colocación y capacidad para ver el pase y asociarse. Y rescató a los suyos en un viaje que empezó en crucero y pudo haber derivado en naufragio.
Pegada demoledora
Pellegrini sabía mejor que nadie de su valía cuando llegó a Heliópolis. Y sobre él ha construido un bloque que juega al fútbol de maravilla. Ello no quita que en defensa siga dejando muchísimo que desear, pero la mejora en ese aspecto ya ha sido ostensible y en su magisterio estará arreglarlo si quiere aspirar a cotas históricas. De momento, va tirando porque sus pupilos además están mostrando una pegada demoledora, como retratan los catorce goles materializados en los cuatro últimos partidos fuera del Villamarín, incluyendo LaLiga Santander y la Copa del Rey.
El segundo mejor visitante de la competición pasó por encima del Levante UD a excepción de los cinco minutos escasos en los que dejó soñar a los valencianos merced a su propia fragilidad defensiva. Fueron los que transcurrieron entre el 43 y el 47, cuando el Real Betis sacó su lado malo. Pero bendito lado malo cuando se tiene el bueno tan bueno. Después de ir goleando y dar la sensación de darse un paseo liviano por el Ciutat de Valencia, permitió que los locales se metieran en el partido con dos goles de Dani Gómez, ambos con un denominador común: la asistencia de De Frutos y la candidez de Bartra al dejarlo centrar. También, el segundo, con la colaboración de Rui Silva. Tanto el portero como el central estuvieron bastante firmes en el resto del partido, aunque ahí surgieron las carencias.
El mago Fekir
No obstante, el mago Fekir amainó el viento de Levante con su golazo y devolvió al partido al sendero por el que iba. La pegada del Real Betis ya no fue la misma, en cuyo caso se hubiera venido para Sevilla con siete u ocho goles en su haber. Tampoco la fragilidad defensiva, por lo que no se registraron más sobresaltos para el corazón de los béticos.
Lo que sí se siguió viendo hasta el final en el Ciutat de Valencia fue otra tremenda exhibición de uno de los mejores jugadores que ha vestido y vestirá la camiseta del Real Betis. Un futbolista definitorio cara al marco contrario, que hace jugar mejor a sus compañeros y al que un día van a tener que venir los Geos a quitarle la pelota. Una figura indiscutible que está encontrando en Heliópolis su lugar en el mundo y al que incomprensiblemente aún hay béticos que critican. Fekir y su aire impulsan a este Betis. Ya veremos quién lo para.