Attila, águila real, mascota del Eintracht y aficionada a la caza
El fútbol es ese elemento tan caprichoso como supersticioso. Un deporte cuyos aficionados se agarran a cualquier halo de esperanza para lograr su cometido. Insignias, colores, rituales, mascotas... Todo vale si la dicha es buena. Y como no podía ser de otra forma, en el Eintracht de Frankfurt tienen su particular idilio con un águila real, un animal que acostumbra a representar la grandeza. La primera aparición de la mascota del próximo rival del Betis data de 2006, cuando un espectáculo aéreo llamó la atención de muchos admiradores del club. Entre ellos andaba un empleado que buscaba una mascota de la suerte para la entidad, después del ascenso a la máxima categoría.
El protagonista fue, y sigue siendo, Attila, oriundo de Coburg en Baviera, quien tras unas pruebas secretas debutó públicamente en una final de Copa DFB. Pese a que aquel día el Eintracht perdió por la mínima, desde entonces se convirtió en el símbolo del club, que también se puede ver en el escudo.
Las águilas han aparecido en el club entre bastidores desde 1993, cuando Klaus Toppmöller llevó un águila real adulta a los vestuarios para motivar a sus jugadores.
Attila, santo y seña del Eintracht
No obstante esto no resultó ser un concepto a largo plazo, pero ahora Attila y su envergadura de 1,90 metros se ha convertido en un elemento fijo. Esta nació en abril de 2004, en los Alpes, y con casi cuatro kilogramos de peso y 1.90 metros de altura, es capaz de desplazar hasta 80 kilos. Al animal no le escandaliza el ruido del estadio ya que las águilas oyen bastante mal, pese a que tienen una vista diez veces mejor que la de los humanos. Incluso tiene su propio cántico: "Donde vuela el águila, donde gana la unidad, en el Waldstadion en Frankfurt"
Desde su nacimiento vive cerca de Gelnhausen con su entrenador Norbert Lawitschka, quien posee una pajarería en la que puede volar y mantenerse en forma. Y como cualquier animal, Attila espera con ansias los meses de otoño e invierno, ya que es una gran aficionada a la caza.
Tal es su 'éxito' en Alemania que a menudo visita estudios de televisión. Hace unos años su propio entrenador se mostraba 'preocupado' por las dificultades para encontrarle descendencia, ya que su época de apareamiento es en febrero y marzo, cuando más cargado está el calendario. Sin embargo su esperanza de vida es de 40 años, de ahí que no suponga mayores problemas para su apareamiento. Un símbolo de grandeza que es todo un icono en Frankfurt y el fútbol alemán.