De padres a hijos y de abuelos a nietos: cuatro generaciones viendo una final del Betis en directo
De padres a hijos, de abuelos a nietos. Una pasión llamada Betis. Entre los que ya no están, por los que ahora lo disfrutan y por los que quedan por llegar. El secreto mejor guardado de una herencia que se convierte en un tesoro de valor incalculable. Porque cuando el Betis te agarra, ya es imposible escapar. Un sentimiento que ha marcado a lo largo de la historia el destino de un sinfín de familias, aunque pocas tan especiales como la que protagoniza este escrito.
La historia narra las andaduras de Miguel, uno de los pocos béticos que tiene el privilegio de haber estado en las finales de 1977, 1997 y 2005. ¿Quieres conocer la historia? Puedes verla completo en el vídeo que encabeza la noticia.
Miguel inició su andadura, cómo no, reflejándose en el ejemplo de su padre, quien le impregnó ese veneno que sigue tan efervescente como el primer día. En plena adolescencia, y tras años de sequía vagando por los campos de tercera, saboreó las mieles del éxito. Lo hizo en el Vicente Calderón, ante el Athletic, en aquella final heroica de Esnaola. Con una mochila cargada de ilusión recorrió medio país en autobús hasta llegar a la capital. En ElDesmarque narra las anécdotas más singulares de aquel día, en el que eran "clara minoría" por el poder adquisitivo que tenían los vecinos del norte, y la posterior celebración, destacando la vuelta que le obligaron a dar al conductor del bus en el Sánchez-Pizjuán para celebrar el título ante su eterno rival.
Dos décadas tuvo que esperar para estar, como no podía ser de otra forma, en la final de 1997. Esta vez el FC Barcelona se convirtió en verdugo de sus deseos, aunque el sabor no fue tan amargo, pues jamás vivió algo como aquel día.
La entrada del nuevo siglo le dio su particular reválida, llevando por primera vez a su hijo, José Miguel, a una final. Aunque tuvieron problemas para entrar en el Vicente Calderón, una pareja les 'salvó' el día, ayudando a colar al por aquel entonces pequeño de nueve años.
Ahora, 45 años después de su primer aventura, padre, hijo y nieto disfrutan de un nuevo día para el recuerdo.
Confirmo que salvo el hijo Jose Miguel que es bético hasta la médula, el padre Miguel tiene un "ramalazo" sevillista.
ENTIENDO QUE ESTAS CREATURITAS LES TOCARA ALGO AL QUE HA PUBLICADO ESTE BODRIO.SIN MAS,PUES ESTO NO DA PARA MUCHO COMENTARIO,YA QUE ESTO HABLA POR SI MISMO,SOLO DECIR QUE LA MENTIRA CONTINUA.