Cuestión de fe
¿Se debe creer en algo que no se puede aventurar? Es cuestión de fe. Cada cual es libre de hacerlo, o no, pero si algo queda claro es que este Real Betis tiene argumentos de sobra como para invitarte a ello. La eterna disyuntiva entre ver el vaso medio lleno o medio vacío. Y este que escribe apuesta por lo primero. Porque estar 20 de 21 jornadas entre las seis primeras plazas no es casualidad. Tener la posibilidad de encadenar tres años seguidos en Europa tampoco. Disfrutar del entrenador más ganador de tu historia menos aún. Algo se debe estar haciendo bien. Esto no es un simple azar.
En esta bendita -y maldita a partes iguales- ciudad no hay términos medios. Todo es blanco o negro. Uno duerme rico y se levanta pobre. De la euforia a la desazón en horas. Y este inicio de 2023 viene sembrando cierta desconfianza en lo que venían haciendo los de Manuel Pellegrini. Cierto es que algún resultado no ha sido el esperado o que el juego del equipo no es el de antaño, perdiendo dos partidos seguidos... ¡Dos derrotas consecutivas, cuidado! También es verdad que las sensaciones no eran del todo halagüeñas, que la sobriedad defensiva se había partido y que los delanteros no eran tan resolutivos...
Pero la 'crisis' del Betis ha llegado por estar séptimo. La posición más baja en seis meses de Liga. Habiendo estado en 20 de 21 jornadas en puestos europeos. Algo que solo supera el Real Madrid. Ojalá sean así todas las malas rachas... ¿no? Quién lo diría hace unos años, cuando más de uno presumía del estilo de juego habiendo quedado el 15.
En Almería el Betis volvió a rebelarse contra los obstáculos. Contra todo y contra todos, como diría aquel. Ganó, disipó dudas y recuperó la quinta plaza. Y aun así, hay margen para la mejora. Eso te dice que este equipo aún puede dar más, puede soñar a cotas más altas. Autocrítica y ambición. Con una plantilla reforzada en ataque y teniendo por primera vez en seis meses a todo el equipo disponible. Sin problemas para inscribir, sin lesionados, sin sancionados. Cuestión de ver el vaso medio lleno.
Por eso esto no es solo cuestión de fe. El equipo ha dado argumentos de sobra como para creer en él. Para no desconfiar. Un grupo que levantó un título 17 años después. Que coquetea con la que sería su segunda participación en Champions. Que tiene al entrenador más ganador en 116 años. Una plantilla cuya peor racha histórica es perder dos partidos seguidos... Y lo mejor de todo, que reman por un objetivo común. Todos juntos. ¿Cómo no van a creer?
Chapeau Álvaro Borrego por tu Artículo, siento no poder decir lo mismo de algunos compañeros tuyos con intereses personales, para los cuales el Betis todo lo hace mal, Añadiría LADRAN QUERIDO SANCHO CABALGAMOS PUES.