La bronca (y de las gordas) de la que Hazard tiene prohibido hablar (y es en el Real Madrid)

Eden Hazard pasó su primer día como jugador del Real Madrid. El belga, que ya fue presentado delante de su nueva afición, conoció personalmente a sus nuevos compañeros y visitó las instalaciones, además de presentarse al cuerpo técnico y a varios miembros de la directiva.
Igual que él, siguieron el protocolo Luka Jovic, Ferland Mendy o Rodrygo Goes. Todos ellos quedaron boquiabiertos al ver a varios de sus ídolos tan cerca y al conocer, de primera mano, la lujosa vida en Chamartín. Pero, sobretodo, quedaron boquiabiertos por una cosa: el trato a Gareth Bale.

Vieron y se percataron del recibimiento que la afición que se desplazó a la zona de entrenamiento le dio al galés. Insultos, gritos, patadas a su coche… ‘’Desagradecido’’, ‘’Pesetero’’, ‘’Sinvergüenza’’, ‘’Vete ya’’ o ‘’Paquete’’ fueron los más repetidos por un gran sector del público, que le recrimina su actitud, su poca profesionalidad y su bajo rendimiento sobre el campo. Para colmo, se niega a salir si no le pagan una cantidad millonaria, lo que complica que haya nuevos fichajes galácticos.
Las nuevas incorporaciones ya saben como se las gastan en Madrid. La presión, por tanto, es máxima. Si no rinden como se espera o no se dejan la piel en el campo, corren el mismo riesgo de que les suceda lo mismo que al ‘Expreso de Cardiff’. Y eso es algo que no le gustaría pasar a nadie…

El verdadero lío está en el vestuario
Pero no solo es la afición la que trata de hacerle la vida imposible a Bale. Hazard, Mendy y compañía no daban crédito a lo que vieron en el vestuario. El ex del Tottenham, entró por la puerta con sus cosas y se marchó a su taquilla a cambiarse sin levantar la cabeza.

No dijo ni una sola palabra y nadie, a excepción de Luka Modric, se acercó a saludarle o a hablarle. Nadie le soporta y todos rezan para que se marche lo antes posible, para perderle de vista para siempre.
Gareth no se ha adaptado nunca a sus compañeros, pues no habla ni el idioma ni se relaciona. Es un mueble más, que no habla ni aporta nada. Ni siquiera el ‘staff’ técnico le dirigió la palabra.
Todos en el Real tienen la orden de hacerle el vacío y que se sienta apartado para que acepte salir.
Una medida drástica…