Las facturas más caras de Granero
Dirigir un equipo con las urgencias históricas del Oviedo no parece sencillo. La prueba más evidente es que desde la temporada que supuso la salida del fútbol profesional de la entidad azul han pasado 14 entrenadores por el banquillo del Carlos Tartiere antes que Carlos Granero. El técnico valenciano parecía haber ganado crédito en la recta final de la pasada campaña y, sobre todo, en la pretemporada y en el arranque de la actual, pero cuatro partidos han hecho saltar por los aires ese crédito y ahora camina por la cuerda floja.
Desde el año 2002, que marcó el inicio de la gran debacle azul, Quique Marigil, Vicente González-Villamil, Miguel Sánchez, Antonio Rivas, Toño Velázquez, Ramiro Solís, Ismael Díaz Galán, ‘Lobo’ Carrasco, Raúl González, Pichi Lucas, José Manuel Martínez, Pacheta, Félix Sarriugarte y Fermín –éste en dos ocasiones como técnico interino- han dirigido al Oviedo. Ellos fueron los precursores de Granero. Parece complejo pensar que ninguno estaba capacitado para llevar la nave azul a buen puerto, pero la realidad dice que nadie fue capaz de lograr un ascenso.
Los ánimos del oviedismo parecían haber vuelto a coger aires tras un verano en el que sólo se habló de fútbol y en el que los nombres de los refuerzos que iban llegando parecían satisfacer a todo el mundo.
Esas sensaciones se vieron aumentadas con las buenas actuaciones de pretemporada. Especialmente ante el Deportivo y el Lugo, rivales de Segunda División A. La primera jornada de Liga, en El Plantío, supuso el refuerzo definitivo. El Oviedo firmó un primer tiempo inmejorable, pero las cosas comenzaron a torcerse de manera paulatina hasta llegar a la situación actual.
El primer gran borrón del equipo coincidió con la visita del Coruxo al Carlos Tartiere. Un gol de Antúnez, de penalti, endosaba la primera derrota del campeonato a los carbayones y comenzó a resquebrajar la bolsa de la confianza de la grada.
Con más apuros que brillantez, el equipo se rehízo de aquel mazazo hasta que llegó el Racing de Santander. Lo que se presentaba como un ensayo general con vistas a un hipotético playoff de ascenso, se convirtió en un nuevo batacazo. Los cántabros arrollaron en la primera media hora a los azules y se pusieron 0-2. El gol de Cervero fue un espejismo de reacción porque la expulsión del ariete dejaba las cosas muy cuesta arriba. Al final, los puntos volaron de la capital asturiana y el equipo abrió una herida por la que empezó a manar abundante sangre de confianza.
Otra vez se atisbó una reacción, pero El Molinón le puso una losa muy pesada. La enésima derrota ante el filial del eterno rival pareció la gota que colmaba el vaso de la paciencia del oviedismo. El resultado y las formas minaron la confianza en el equipo hasta unos límites insospechados. Lo situación comenzaba a recordar demasiado a lo sucedido un año antes con Sarriugarte.
Como si de un gato se tratase, el Oviedo sacó una nueva vida. Gano los duelos ante Caudal y Burgos y además dejó su portería a cero. La sonrisa volvía a asomar por las caras de los oviedistas, hasta que llegó la visita a Noja. Ante un equipo en descomposición, el conjunto azul fue incapaz de ganar el partido y la reacción de una parte de los aficionados fue contundente en el propio campo de La Caseta, como a la llegada del equipo a la capital asturiana.
Estos cuatro partidos han consumido la inmensa mayoría del crédito que pudiese tener Granero. Ahora, falta por ver si el Oviedo es capaz de volver a rearmarse y sumar los seis puntos que disputará en tres días. Los 45 minutos aplazados con el Ferrol y la visita del Tropezón marcarán el futuro del equipo y también del entrenador. Desde fuera, parece que todo lo que no sea hacer pleno puede precipitar un relevo en el banquillo.
GRANERO DIMISIÓN!!!