Victoria entre pitos
Chisco García IIISe esperaba un ambiente muy cargado contra los futbolistas del Oviedo y se cumplieron los pronósticos. Los azules, en un mal partido, consiguieron dejar los tres puntos en su casillero, con más problemas de los previstos, ante un Tropezón que demostró todas sus limitaciones en el Carlos Tartiere.
Desde el calentamiento la grada dejó claro su enfado con sus futbolistas y los silbidos acompañaron a los azules. Pese a todo, el equipo entró al partido con ganas de tener el balón, ante un rival que acumuló mucha gente en la frontal del área dejando claro que venía a defender el empate como principal argumento.
A los azules les costaba mucho construir, tanto por el ambiente adverso que había en las gradas como por el estado del terreno de juego. Héctor Simón fue el primero en probar fortuna con un disparo desde la frontal, que Dorronsoro despejó con muchos apuros.
Para mayor desgracia del Oviedo, en un minuto perdió a dos jugadores por lesión. Álvaro y Eneko se tuvieron que retirar del terreno de juego y entraron Iván Rubio y Señé. Éste último fue el protagonista de la jugada que originó el 1-0. El catalán combinó con Alain, entró en el área y fue derribado por Cote. El árbitro pitó el penalti y Cervero lo transformó para poner el 1-0, entre los pitidos de la grada.
Antes del descanso, el Tropezón consiguió el empate en su único disparo a puerta. Fer sacó una falta y Adrián se adelantó a Iván Rubio para rematar ajustado al poste y batir a Pol, que volvió a ser titular en lugar de Orlando Quintana.
Con la iguala en el marcador, el Oviedo tenía 45 minutos por delante para remediar lo que hubiese sido un desastre. La entrada de los azules al encuentro en el segundo acto tampoco fue buena y les faltaba ritmo para poder doblegar el entramado defensivo de los cántabros.
El Oviedo apenas era capaz de crear ocasiones de gol, hasta que Susaeta sacó una falta lateral y Javi Hernández apareció el área para cabecear al fondo de la red y devolver la ventaja a los de Carlos Granero.
Con el partido encarrilado, la grada la tomó con el técnico con gritos pidiendo su dimisión y la protesta arreció con el pitido final que puso fin a la agonía de un equipo que regresa a los puestos de playoff pero que parece imposible que pueda alcanzar sus metas con el ambiente que vive. Sólo el buen juego y las victorias devolverán la calma a un entorno muy enrarecido en los últimos tiempos.