Christian Fernández: el talismán que cambió de nombre (futbolístico) por su padre
Christian Fernández (Santander, 1985) comenzó poniendo su nombre en la camiseta, pero hubo un momento en el que decidió cambiarlo a Bolaño. ¿Cuándo lo hizo? ¿Por qué razón? El cambio ha sido reciente. De hecho, el Real Oviedo es el único club que ha visto al santanderino con dos nombres distintos en su espalda. El cántabro había firmado originalmente por dos años, pero renovó su vinculación con el equipo azul.
Al tiempo en el que amplió su contrato con el Oviedo, el zaguero decidió cambiar el nombre de la camiseta. Desde hace temporada y media juega con Bolaño en la espalda como homenaje a su padre fallecido. Bolaño era el segundo apellido de su padre y lo hace como tributo.
En el Oviedo ha demostrado ser un jugador polivalente, o en sus propias palabras, "un jugador de club", que juega en la posición que le indiquen sin importarle cuál es. Ha desempeñado su rol en el lateral izquierdo y en el centro de la defensa, jugando con tres centrales o con dos. En el momento actual está jugando en la zona izquierda de la defensa dando prestaciones muy altas.
A lo largo de su dilatada carrera deportiva, Christian ha vivido dos ascensos a la máxima categoría del fútbol nacional. Además fue con una fórmula idéntica y que ya no se podrá dar en el conjunto carbayón. Los ascensos a Primera División se produjeron en el primer año del defensor en la entidad, primero en el Almería, y luego en Las Palmas.
Sus inicios en el mundo del fútbol tuvieron lugar en Santander, pero no en el Racing. Jugó en otro equipo de la ciudad, el Deportivo Calasanz de Santander. Su rendimiento en el equipo cántabro con 78 goles en 15 partidos, le sirvieron de tarjeta de presentación para entrar en el equipo fuerte de la región, el Racing de Santander. Tras pasar por los juveniles del cuadro santanderino y ascender al filial, su debut en el primer equipo se produjo por casualidad. La lesión de un compañero forzó su debut y su rendimiento convenció al entrenador para ganarse un puesto en el equipo. En ese mismo curso, el 2006/2007, marcó su primer gol en Primera División.
Desde ese momento encadenó una serie de años jugando de forma intermitente en el Racing en función del entrenador que estuviera en el banquillo. Marcelino no creía en él y apenas tuvo participación, lo que le obligó a marchar cedido. Con Muñiz, no jugó en la primera etapa, pero se convirtió en una pieza básica en la segunda temporada.
Dejó el club de su tierra para jugar en el Almería. Sus escasas oportunidades le obligaron a buscarse una salida que encontró en Estados Unidos. Tras una estancia fugaz en el D.C. United, volvió a España donde se enroló en las filas de Las Palmas. Del archipiélago canario regresó a la península para jugar en el Alcoraz, y de Huesca voló hacia Oviedo. Ahora intenta dejar a los carbayones en la élite y siempre con su padre en el recuerdo. Y en la camiseta.