Carlos Muñoz se sincera: "No quería fichar por el Real Oviedo, no lo voy a negar"
Carlos Muñoz, mítico delantero del Real Oviedo en la segunda época gloriosa del club, e internacional absoluto con la selección española, ha recordado su paso por el Carlos Tartiere en una entrevista con El Confidencial, donde ha dejado algunas frases bastante curiosas, como la de que "no quería venir a Oviedo, no lo voy a negar nunca".
Así de claro se mostraba Carlos Muñoz, que recordaba cómo se gestó su llegada forzada al Principado de Asturias. Corría el año 1987, cuando el FC Barcelona puso al otrora atacante en una tesitura muy difícil para él: "Al Oviedo o al pozo", le dijeron aquel verano los dirigentes culés, que solo le dieron la opción de irse cedido a un equipo que se acababa de librar del descenso a Segunda B en los despachos, al ampliarse el cupo de equipos en LaLiga SmartBank.
"Yo no quería venir a Oviedo, no lo voy a negar nunca. Siento otra decepción más en mi carrera. Había equipos en Primera que me querían, como el CA Osasuna. Sabiendo lo que sé ahora de fútbol, ya dudo de todo. No sé si bajo manga les daban algo a los responsables del fútbol base del Barça para que me cedieran", explicaba Carlos Muñoz en el citado medio.
Pocos conocían a aquel joven que llegaba obligado al Oviedo, pero que con los años se convirtió en pieza clave para los carbayones. Aunque todo estuvo a punto de romperse una vez el ubetense ya había aterrizado en el aeropuerto de de Ranón, cuando recibió una llamada del director deportivo del Valencia CF: "Decía que no firmara y cogiera un avión para allá, pero ya estaba hecho".
Se quedó en el Oviedo y se convirtió en buque insignia de un equipo que logró el ascenso a Primera. Contra todo pronóstico, Carlos Muñoz fue Pichichi de la categoría de plata, con 25 goles en 34 partidos, y el jiennense encontró la felicidad verdadera en la capital de Asturias: "Fue un año sensacional. No solo por nosotros, sino por la felicidad que veías en la ciudad, lo que representó. Resurgió el ánimo de la juventud y de la gente, que ya pensaba que no iba a ver más a este equipo en Primera".
Pero el verano siguiente hizo las maletas para jugar en el Atlético de Madrid, donde todo le salió realmente mal y lo único bueno de aquel año para él fue en la visita de los colchoneros a Oviedo, cuando la afición carbayona entonó el "Carlos, te quiere, la gente del Tartiere". Por ello, regresó al verano siguiente y ahí comenzó una etapa gloriosa en la que defendió la elástica azul por siete temporadas más, anotando 93 goles en 240 partidos de Liga y llevando al club a jugar la Copa de la UEFA por primera vez en su historia.