El corazón roto de Carlos Xabier y el casi milagro copero ante el Real Madrid
La Copa del Rey tiene el poder de resucitar antiguas historias. Encuadrados Real Madrid y Real Sociedad en la antesala de las semifinales, cabe echar la vista atrás y revivir el adiós copero de Atocha. El último partido del legendario estadio txuri urdin en el torneo del KO dejó estampas para el recuerdo, una remontada incompleta para los libros de historia y el último hat-trick de Alkiza.
A doble partido, la eliminatoria arrancó un 24 de marzo de 1993 en el Santiago Bernabéu. Ajeno a las recomendaciones resultadistas a instancias tan altas, el equipo guipuzcoano empezó los cuartos de final del torneo 1992/93 encajando un 4-0 a domicilio. Ni portería a cero ni gol como visitante, la clasificación se encaraba como una odisea casi imposible.
Océano se convirtió en el villano de esa primera noche de fútbol. Se anotó el primero en contra en el 10' y falló un penalti poco después. Imanol, en una mala cesión hacia su propio guardameta, le puso el 2-0 en bandeja a Zamorano, que repetiría justo a la vuelta del recreo con un zapatazo desde fuera del área. Siete minutos después, Prosinecki cerró el 'póker' en el minuto 55.
Pero entonces llegó el 14 de abril. Todo el favoritismo visitante se diluyó tras un primer vistazo a las gradas de Atocha. El público rugió con la salida de los futbolistas e inauguró un sentimiento de esperanza. No obstante, a pesar del buen arranque local con gol de Alkiza incluido, Esnáider quebró parte de las sonrisas empatando el choque a la media hora.
El global marcaba 5-1 y la Real necesitaba cuatro goles en una hora de juego para alcanzar las semifinales. Pero lo que se rompió entonces fue la solidez defensiva del Real Madrid: en el 43', antes de marcharse camino de los vestuarios, otra vez Alkiza cazó un centro raso desde la derecha para marcar a placer ante la incapacidad 'merengue' de sacar la pelota del área; en el minuto 68, de nuevo Alkiza, autor de un hat-trick, culminó un nuevo pase de la muerte desde la izquierda.
El milagro se intuyó como algo posible, más aún cuando Alaba amarró a la red un rechace en el punto de penalti después de un mal despeje de Jaro. Para dentro: 4-1. Una locura contagiada en cada rincón de Atocha que alcanzó su punto álgido a seis minutos del final. Éxtasis en 'stand by', máxima felicidad arrebatada por el silbatazo del árbitro: Alfonso Álvarez.
En el minuto 84, Carlos Xabier se encontró un balón en la frontal y no dudó en disparar. La pelota botó y se coló por debajo de las manos de Jaro, que no pudo evitar el 5-1, el que igualaba la eliminatoria 'in extremis' -por aquel entonces no había valor doble en caso de empate-. Había que rebobinar la cinta; ese esférico procedía de la conducción de un compañero derribado pocos metros atrás, apenas unos segundos en el tiempo.
El quinto tanto quedaba anulado. Atocha berreó como nunca, enfadada, y el cuadro dirigido por John Benjamin Toshac, precisamente ex del Real Madrid, se lanzó a la gloria con todo. Los blancos se colgaron del larguero y aguantaron el resultado, lograron la clasificación y acabaron ganando la Copa del Rey, un título que no volverían a abrazar hasta 2011.