Somos Real Sociedad, somos una familia
No se puede describir un sentimiento. Al igual que es imposible ponerle palabras a la pasión, al orgullo o la identidad. Sencillamente se vive. Está en nosotr@s aunque cada persona lo manifieste de una forma distinta. Así es la Real Sociedad. Con menos marketing que otros clubes, con menos ruido, pero dando pasos al frente con la seguridad y convicción de estar construyendo un proyecto muy ambicioso e ilusionante al que ayer se le sumó el primer éxito. ¿O quizás fue antes?
Este equipo cargado de valores, humildad, ambición, identidad y grandeza viene desde el año pasado haciendo un trabajo inconmensurable con Imanol Alguacil al frente, pero también con todos los trabajadores y entrenadores de Zubieta en que se esfuerzan por formar personas por encima de jugadores. La base es la cantera, y si hay necesidad de buscar en un momento concreto algún refuerzo de fuera porque hay esa carencia, se trae. Y no pasa nada. Seguimos siendo la Real. Porque una vez que esos jugadores se enfundan la elástica txuri urdin ya son uno más de nosotros. Así lo sienten. ¿Qué decir de las lágrimas de Portu o Monreal? ¿De la sonrisa infinita de David Silva? ¿Del sentimiento a flor de piel de Carlos Fernández? Somos familia.
No está de más recordar, aprovechando que ahora muchos parecen ‘haber descubierto’ a la Real Sociedad, que es un club con 112 años de historia, el club con más jugadores criados en una misma provincia.
Hemos tenido que leer, escuchar... que el Athletic Club partía como favorito porque era un equipo con más experiencia. Más curtido en este tipo de batallas. Más enchufado con la llegada de Marcelino. Y nada de eso sirvió en la final de La Cartuja. Porque la historia se construye día a día y la Real Sociedad ha recuperado el espíritu campeón. Para quienes no nos esperaban, para quienes nos veían bonitos pero inexpertos, para los que se han dado cuenta de que la Real es grande por muchas cosas, aquí tienen la carta de presentación. Y lo que queda...
Eso sí, aquí, en Gipuzkoa, nadie dudaba de ello. Ni de que Oyarzabal iba a ser el líder que nos llevara a la gloria si tenía la oportunidad de lanzar un penalti. O que Imanol nos iba a emocionar a todos. Disfrutemos de este logro tan importante que se ha resistido durante 34 años. Somos sentimiento. Somos pasión. Orgullo, valores e identidad. Una provincia. Una familia. Somos la Real Sociedad.