La llegada de Javier Ontiveros al Real Valladolid fue llamativa. Que un jugador de su calidad aterrizase en LaLiga 1|2|3 era una noticia destacada, pero después de todos los problemas que había tenido, lógica. Ese vaivén antes de su llegada se ha confirmado con su etapa de cesión en el Nuevo Estadio José Zorrilla. Recibido como agua de mayo, el '10' terminó siendo suplente y residual en los planes de Sergio González.
El mercado de invierno se cerraba y Miguel Ángel Gómez necesitaba dar un golpe sobre la mesa de la categoría. Debía demostrar que el Pucela iba a luchar por el ascenso hasta la última jornada y tuvo que pelear por Ontiveros contra el Granada CF. Ganó esa batalla y el Real Valladolid potenciaba su plantilla.
Un jugador vertical y de alternativas, Ontiveros llegó para ser determinante. Toma de contacto con dos suplencias y, pronto, titular. Con poco más de dos semanas en Valladolid, Ontiveros era titular en la victoria (3-2) sobre la Sociedad Deportiva Huesca. Esa alternativa ante el equipo oscense le duró hasta la marcha de Luis César Sampedro.
Sin señalar su salida del equipo con la del entrenador gallego y la llegada de Sergio, fue una lesión la que le hizo perder el puesto en el equipo y, automáticamente, perder al jugador para la opciones de juego.
Con Sergio en el banquillo de Zorrilla, la aportación de Ontiveros ha sido muy baja y su rendimiento, peor. Pequeñas aportaciones que no ofrecieron nada al equipo. Así, y pese a jugar tres de los cuatro partidos del play off, nadie le puede señalar como uno de los responsables del cambio de dinámica del equipo.
Su rendimiento en los primeros partidos de blanquivioleta hizo crear una expectativa muy alta. Parecía que podía demostrar todo lo que se presupone que tiene, pero el tiempo le jugó una mala pasada. Tristemente, todo lo que se hablaba de él antes de su llegada a Valladolid se cumplió en esta etapa. Expectativas e ilusiones rotas por la irregularidad.