Lunin auxilia en su último servicio
La segunda ronda copera del Real Valladolid no sólo doblaba la exigencia para el equipo de Sergio González. El duelo de Marbella hacía que los pucelanos pasasen de jugar, en este nuevo formato copero, ante un equipo que quiere mantenerse en Tercera división a otro que busca ascender a LaLiga SmartBank.
El Pucela conocía la dificultad del duelo, pero éste le ofrecía, desde el inicio, unos condicionantes que parecieron sorprender a la expedición blanquivioleta. La intensidad en la presión marbellí, la confianza del juego local y la fuerza de una grada entregada con los suyos superaron al equipo de Sergio en los primeros 45 minutos.
Exigencia total
Pese a que los pucelanos llevaban el peso de la posesión y de la propuesta, la creación de ocasiones fue pareja desde la propuesta. Un remate de Pablo Hervías al poste y dos más en el área de Alejandro Santomé mostraron la superior categoría de un Real Valladolid que se vio golpeado y sorprendido al borde del descanso por Paulo Vitor.
El atacante brasileño anotó un golazo que llevó el delirio al equipo andaluz y que instaló todos los miedos en el conjunto pucelano. Pese al dominio blanquivioleta, el tanto del equipo de David García Cubillo sembró las dudas en un equipo de Sergio que necesitaba el descanso.
Nueva mentalización, importante reseteo y necesaria motivación. Ésta era la receta del equipo de LaLiga Santander para dar la vuelta a un marcador que supondría un golpe durísimo para la temporada pucelana, pese al intento de restar relevancia que quiso hacer Sergio en la previa.
La segunda parte arrancaba y el protagonismo ofensivo del Pucela seguía estando en las piernas de Waldo Rubio, el más activo de los primeros 45 minutos. El veloz y potente extremo blanquivioleta necesita unas condiciones muy concretas de juego para destacar y éstas se dieron en el inicio de la segunda parte. El '23' destaca con los espacios y el partido los tenía. Bueno para el extremo, pero no para el equipo.
Waldo y Ünal, protagonistas
El Pucela partía muy atrás tras la reanudación y el duelo debía invitar a los visitantes a crecer sobre un Estadio Antonio Lorenzo Cuevas entregado a su equipo y ante un Marbella FC que vivía el duelo con el que soñaba en la previa.
Los de Cubillo veían cómo se cumplía, uno por uno, todos los puntos de su planteamiento. Sabiendo responder a la fuerza y propuesta visitante, los locales no sufrían e, incluso, vivían por fases cerca del área de Andriy Lunin. El partido se encaminaba a los últimos minutos y todo estaba de cara para los andaluces hasta que Enes Ünal amplió su racha de las últimas semanas.
A falta de cuatro minutos para el pitido final, el '9' se revolvió en el área y anotó el tanto del empate, el que, no sin sufrimiento, valía para llegar al tiempo de prórroga. Con esta variante se abría una nueva opción para que los pucelanos solventasen el problema que se había creado en la primera parte del partido.
Una espesa prórroga
La esperanza blanquivioleta estaba en poder explotar su mejor condición física. La preparación visitante es, supuestamente, más fuerte que la de un rival de Segunda división B y el Pucela firmó la prórroga con este condicionante muy presente en su cabeza. Los blanquivioleta querían ser protagonistas en la media hora adicional, pero nada más lejos de la realidad.
Los dos tiempos de 15 minutos mostraron un duelo espeso, marcado por el cansancio y en el que ambos entrenadores parecían necesitar dos o tres cambios más, y no sólo el adicional del que disfrutaron. Sin claridad ni calidad, la prórroga pasó sin pena ni gloria y todo se solucionaría en la tanda de los penaltis.
En la llamada lotería de los disparos desde los 11 metros, el Pucela estuvo mejor. Mucho mejor. No falló, anotó los cuatro disparos y el Marbella sólo anotó uno. Lunin, con más de un pie fuera del Nuevo Estadio José Zorrilla, paró dos de los tres lanzamientos locales y el Real Valladolid pudo respirar tras clasificarse, no sin muchísimo sufrimiento, ante un rival de Segunda B.