El José Zorrilla tras el coronavirus: así será el regreso al estadio de los aficionados del Real Valladolid
Una posible reducción de aforo (de hasta un 15%), puertas automáticas, activación de luces por sistemas de detección infrarrojo, inodoros de autodescarga y dispensadores automáticos de jabón para evitar contactos, pago a través del móvil de entradas, consumiciones y compras. Son algunas de las medidas expuestas por el estudio de arquitectura Fenwick Iribarren para los estadios de fútbol en la nueva era post coronavirus. El caso del Nuevo Estadio José Zorrilla no es distinto y el Real Valladolid deberá adaptarse a los tiempos que vienen.
De hecho, muchos de los cambios que tenía previstos el Pucela en las siguientes fases de reforma del Estadio (baños incluidos) contaban ya modernos sistemas que se adelantaban al futuro. Pero ese futuro será presente e implicará modificaciones en diferentes obras que estaban ya planificadas. Si la economía, que se debilitará, lo permite, algunas de esas obras se podrían adelantar ante la elevada posibilidad de que los seguidores no puedan volver a Zorrilla hasta 2021.
Mark Fenwick, CEO de la citada empresa, declaró en una entrevista a EFE que la instalación de controles sanitarios fijos a la entrada de los estadios -medición de temperatura corporal y alta tecnología para el reconocimiento facial vinculado a la base de datos y evitar el acceso a personas de riesgo- serían determinantes en la transformación de las actuales instalaciones deportivas ante el nuevo escenario que vivirá el fútbol profesional a medio plazo.
Pregunta: ¿Qué aforo habría que reducir para que los aficionados pudieran acudir a los estadios a ver fútbol en la etapa posvirus?
Respuesta: Creemos que cuando terminemos esta etapa de confinamiento y podamos volver a los estadios, algo va a cambiar. Eso pasa porque tenemos que tener un cierto confort, una seguridad de salud cuando estamos en una zona con muchas personas. Estimo que estamos entre un 10 y un 15% de reducción del aforo; creo que va a ser un objetivo bastante razonable.
P. Damos por hecho de que hasta final de 2020 será un año sin público en el deporte. Por lo tanto, habrá que reducir y mejorar algunas estructuras. ¿Cuál es el grado de sostenibilidad de las reformas que se deben hacer en los estadios?
R: Creo que estos cambios son estructurales. Ha habido bastantes ejemplos. Me acuerdo cuando los grandes desastres de Inglaterra cambiaron los estadios con la gente de pie a la gente sentada y se redujo un 30% el aforo. También después del 11-S todo el proceso de cambio en la seguridad. Todo esto creo que va a mejor. Sí que hay que ver cómo se hace la reducción de aforo, cómo se tratan los espacios donde las personas se mezclan. Pero creo que es un reto sostenible y vendible.
P: Dentro del ocio, ¿cómo van a comprar alimentos en el descanso? ¿Prevé algún cambio?
R. Creo que lo que tenemos que hacer es que la gente tenga ‘confort’ en el tema de las colas, en ir a los aseos… es distancia y no tocar; hay una cosa importante de no tocar. Si la tecnología, que la tenemos, como el teléfono móvil, nos permite pedir algo e incluso que lo traigan al asiento o que te avisen de cuándo está listo tu pedido para ir a recogerlo. Son pequeños sistemas que evitan esas aglomeraciones de personas y ayudan a que la gente no tenga que moverse tanto en ese medio tiempo.
P. Últimamente todos los clubes están eligiendo construir los estadios en el exterior de las ciudades, las tierras son más baratas, el impacto es menor en los vecinos… pero tiene el problema de cómo llegan los aficionados al estadio. Teniendo en cuenta el problema del transporte público con el coronavirus, ¿han estudiado la manera de llevar a tantas personas lejos del centro de las ciudades sin usar el transporte público?
R: Este es un reto, digamos, casi de ciudad. En esta era posvirus, el transporte público es un sitio incómodo para estar. Creo que también es un reto de cómo acondicionar los trenes, el metro o los autobuses a ese reto de poder crear una zona de confort. Yo siempre he estado, personalmente, a favor de los estadios en la ciudad; como las catedrales. Creo que la ciudad, si yo puedo ir andando al estadio o ir en un transporte público de cierta seguridad, a mí me gusta más.
Creo que estamos viendo, tanto en estadios como en el resto del ocio, que habrá más transporte individual, incluso bicicletas. Las llegadas al estadio tendrán que acondicionar estos nuevos modos de viajar a las personas.
P: ¿Son muy caros los arcos a la entrada para detectar la temperatura de los aficionados?
R: Yo creo que no. Creo que la tecnología de temperatura, igual que la seguridad, es bastante económica. La tecnología incluso de reconocimiento facial de las personas y tener una base de datos de los curados, creo que es más fácil incluso que una entrada de seguridad; que es más física.
P: ¿Los nuevos grandes recintos deberían ser multidisciplinares para acoger un partido de fútbol o un concierto de forma que el aforo fuera modelable?
R: Totalmente. Yo creo que los nuevos estadios tienen que ser mucho más flexibles. Tienen que ser edificios que aporten opciones de otros deportes. También, una cosa que creo que es importante como responsabilidad y que lo hemos estado viendo, es que los edificios grandes tienen que poder adaptarse a ayudar en momentos de crisis como estos. Como hemos estado viendo en Ifema para crear hospitales. Creo que los estadios tienen que aportar también a la sociedad en momentos de crisis.
P: Con el tiempo por delante que tenemos sin gente en los estadios, ¿qué propone para generar ambiente? ¿Sonido? ¿Lonas?
R: Una cosa fundamental en los estadios es, exactamente, esa visión de las personas y el sonido, que yo creo que cambian el evento; creo que los jugadores no juegan lo mismo con gente o sin gente. Quizá, lonas con fotografías de personas... Incluso, si es por televisión, hay posibilidad de que ésta pueda vestir estadios con personas; la tecnología existe, aunque no sea lo mismo.
P. Los estadios, además de acoger a un gran número de espectadores para los partidos, son oficinas que acogen cada día a cientos de trabajadores. ¿Cree que va a cambiar la forma de trabajar de estos trabajadores?
R: Sí, obviamente va a cambiar. Ahora mismo, el teletrabajo es algo interesante. Pero sí que, al ser espacios grandes, permite que sea un destino de trabajo y ocio diario. El estadio tendrá que seguir siendo un destino diario, para trabajar y para disfrutar de ello, lo que pasa es que habría que cambiar cómo se mueven las personas. Va a pasar en los estadios, en las oficinas y en todos los sitios.