1-1: Una condena incomprensible para el Real Valladolid

El Real Valladolid recibía a la UD Ibiza en un momento crucial de la temporada. En una semana de tres partidos, los pucelanos debían sumar el mayor número de puntos para asaltar los primeros puestos de la clasificación en LaLiga SmartBank. Estar entre los seis primeros de la tabla es una exigencia para los de José Rojo, Pacheta, y el duelo ante los ibicencos era una inmejorable oportunidad para conseguirlo.

Tras la victoria (0-2) en el Estadio de Butarque y antes de viajar a Gijón, el Pucela recibía a un equipo en horas bajas que visita un exigente Estadio José Zorrilla. Los pucelanos debían mostrar su mejor cara para  conseguir una victoria, pero el objetivo sólo se cumplió en un 50%.

El buen partido que firmó el equipo pucelano, con 12 saques de esquina y rozando la decena de ocasiones de gol, no tuvo el premio que merecía ni que buscaban los vallisoletanos. Un error en una acción defensiva condena a un equipo que crece, sí, pero que pierde una inmejorable oportunidad en un momento crucial y en un día señalado.

Falta de acierto

El Real Valladolid quería y necesitaba, casi en el mismo porcentaje, ser protagonista en la propuesta del juego. Los de Pacheta aún deben crecer en la temporada y la visita ibicenca al Estadio José Zorrilla era capital para probar hasta dónde puede llegar el equipo y de qué forma. Por ello los primeros 45 minutos se cerraban con una sensación tan agridulce como esperanzadora.

Si bien es cierto que los pucelanos comenzaban el duelo a remolque del rival, rápidamente tomaron el control del juego y de la posesión. Así, fueron verticales, vivieron en campo rival, consiguieron robar de forma rápida tras la pérdida y consiguieron ser protagonistas. Como en otras contadas ocasiones, al partido del Real Valladolid sólo le faltaba el acierto.

Desde el remate al larguero de Álvaro Aguado, el control fue pucelano. Los de Pacheta se hicieron con la posesión y supieron someter al rival. Con un Sergio León tremendamente incisivo, los pucelanos buscaron y merecieron el gol de forma clara. Lo rozaron, pero no lo consiguieron y, por ello, la sensación en el descanso era agridulce. Habían puesto todo por conseguir la ventaja pero no lo había conseguido por la falta de acierto y puntería.

Weissman cambia el partido

Con este prisma, y sin cambios, la segunda parte arrancaba y el Real Valladolid seguía con su idea. A los 28 segundos de la reanudación el equipo ya estaba en el área de Germán Parreño para generar el primer saque de esquina en una muestra clara de la intención de los de Pacheta.

La búsqueda era la misma de la parte principal de la primera parte pero el resultado, diferente. El tanto de Shon Weissman a los siete minutos de la reanudación cambiaba el partido y ofrecía una credibilidad que el Real Valladolid necesitaba tras los méritos de la primera parte. Desde bien pronto, el Pucela tomaba ventaja y abría un duelo en el que la UD Ibiza necesitaba arriesgar y en el que los pucelanos tendrían más superioridades y opciones.

El ejemplo de este cambio del partido se mostró en apenas unos segundos. De una enorme intervención de Roberto Jiménez para evitar el empate se pasó, en apenas unos segundos, a una gran ocasión de Nacho Martínez que se estampaba contra el larguero. Las variantes crecían y lo hacían con un Real Valladolid fresco tras las entradas de Roque Mesa, Kike Pérez y Lucas Olaza.

Duro peaje

En ese camino de creación de ocasiones, control del partido y credenciales de juego y propuesta, el Real Valladolid afrontaba el último cuarto de hora del partido. Lo hacía con liderazgo y posibilidades pero, a la vez, sin tener controlado el marcador. Cualquier detalle generaba sensación de peligro en el área de un acertado Roberto Jiménez que no pudo hacer nada en una acción mal defendida por el equipo.

Ese atrevimiento que tanto quería Pacheta y que ha prometido tantas y tantas veces termina costando dos puntos ante una UD Ibiza que sacó un enorme rendimiento de sus oportunidades. Un mal cierre del Real Valladolid en una acción defensiva genera un triste empate que no hace gala a los merecimientos de los locales y que penaliza en exceso a un equipo que, incomprensiblemente, no consigue cerrar una victoria que gestó y mereció.