4-1: Lezama baja al Real Valladolid de su nube

Las imponentes victorias consecutivas (2-0) ante la Sociedad Deportiva Éibar y (1-2) ante el Real Sporting de Gijón hacían que el Real Valladolid viajase hasta Bilbao con convencimiento y fuerza. Los de José Rojo, Pacheta, se encontraban en un buen momento de la temporada y, así, los pucelanos querían probar y examinar su mejora ante la exigente Sociedad Deportiva Amorebieta.

Ante un recién ascendido, rival que acumulaba sólo una victoria en 13 partidos, el Real Valladolid se debía exigir el máximo para conseguir una importante victoria pero, ante todo, para mantener la nueva imagen y versión de un Real Valladolid que se miraba de otra forma y que se le había puesto otro rostro al de hace sólo unas semanas.

Con cierta imagen de ganador y con una propuesta de convencimiento, el paso por Lezama ha supuesto la vuelta a las andadas de un Real Valladolid que entró mal al partido y que fue a contracorriente todo el duelo. Pese a empatar el partido con el gol de Fede San Emeterio, los pucelanos nunca equilibraron la propuesta ni el juego porque la SD Amorebieta siempre fue superior al Real Valladolid.

Así, la decepción fue máxima. Queriéndose probar y calibrar tras el buen estado de los últimos días y jornadas, el golpe sufrido en Lezama es máximo y no por perder ni, tampoco, por recibir tres goles o caer ante un recién ascendido. El mazazo llega tras ver que el Real Valladolid vuelve a las andadas y a su peor versión.

Superados

Lo avisaba Pacheta en la previa y el simple hecho de ver a la Sociedad Deportiva Amorebieta en el terreno de juego obligaba a asimilar que el Real Valladolid iba a tener un partido muy complicado en las instalaciones de Lezama. Los pucelanos sabían qué se iba a encontrar pero, pese a ello, no supieron responder a la situación.

El estilo directo, con el dominio del juego aéreo y de la segundas jugadas, es la base del conjunto de Iñigo Vélez y aquel que fue protagonista de los primeros 45 minutos del partido. La primera parte del duelo en Bilbao estuvo marcada por la propuesta de los locales y esa fue la protagonista desde los primeros instantes.

Ejecutándola desde el minuto 12, con el gol de Iñigo Orozko, los vascos ya se impusieron en el juego, en la propuesta y en la creación. Pese al empate de Fede San Emeterio poco tiempo después del 1-0, el encuentro nunca dejó de estar dominado por la SD Amorebieta y así lo consiguieron confirmar y demostrar con los tantos de Lander Olaetxea e Iker Unzueta.

Los tres goles locales hacían justicia a lo visto en los primeros 45 minutos. En ellos, los locales impusieron su juego mientras que los visitantes, si bien no consiguieron proponer juego, no supieron responder a la propuesta local. Así, el duelo parecía sentenciado y no por acierto local sino por incomparecencia y falta de ideas de los visitantes.

Sin respuesta

El Real Valladolid estaba noqueado antes del descanso y mucho antes, incluso, del tercer gol. Con el tanto de Unzueta el partido aceptaba un punto de inflexión que los pucelanos parecían tener asumido desde antes de dicho gol e, incluso, con el empate en el marcador. El partido siempre estuvo en los contextos y en los registros que mejor manejan los de Iñigo Vélez y, con ello, los visitantes nunca ofrecieron respuesta al juego ni al marcador.

Los segundos 45 minutos demuestran la inoperancia del equipo de Pacheta. Estar desacertado en un partido como éste es comprensible y, por ello, el buen hacer de la SD Amorebieta en la primera parte es mínimamente entendible. El proceder, en resultado y la ejecución del Real Valladolid tras la reanudación, no.

Sabiendo qué se iban a encontrar, qué debían ofrecer y cuánto necesitaban ganar, los de Pacheta y el propio entrenador burgalés no estuvieron a la altura de un golpe como éste y un mazazo mucho más fuerte que el sufrido, por ejemplo, en Burgos. Si aquéllo fue una bofetada de realidad, esto es, como poco, un importante crochet al mentón que le baja de la nube de forma brusca y violenta