Roque Mesa guía una clasificación que Weissman ejecuta

José Rojo, Pacheta, entrenador del Real Valladolid, tiene muy claro para que quiere la Copa del Rey. El burgalés quiere aprovechar el torneo para recuperar jugadores y equilibrar cargas y emociones. Por ello, el proceder del entrenador es señalar a los jugadores y, después, enfocar el partido. Así lo hizo en la paupérrima victoria (0-1) en Marchamalo y así lo ha hecho en la visita de la Unión Deportica Las Palmas a Valladolid.

Queriendo recuperar o potenciar, según se vea, a determinados jugadores, el Pucela formaba con muchos de los jugadores esperados pero con una formación peculiar. Diego Queirós, Raúl Carnero y Anuar Tuhami iban a tener minutos, pero no se espera que fueran como lateral derecho, central zurdo y extremo derecho, respectivamente. Bajo este contexto el duelo quedaba totalmente señalado, condicionado y contextualizado.

El enfoque era más personal y social que competitivo y el Pucela argumentaría el potencial de su plantilla para luchar por una clasificación más señalada por los argumentos individuales que grupales. Sin rodaje como grupo, el Real Valladolid viviría de argumentos individuales y, ahí, Roque Mesa fue diferencial y Shon Weissman, definitivo.

Con dos partes muy diferenciadas y un cambio de tendencia en los segundos que transcurrieron entre el triple cambio del Real Valladolid, la expulsión de Unai Veiga y el gol de del '9' pucelano, el duelo se define por la última media hora de partido, aquélla que favoreció a unos vallisoletanos que firmaron una cómoda y tranquila clasificación.

Calidad contra los detalles

El Real Valladolid ganó (2-1) al Real Oviedo el pasado domingo por cuestión de detalles. El error de Joan Femenías fue una puntualización y ésta favoreció al equipo pucelano. En encuentros de LaLiga SmartBank los detalles son diferenciales y pese a que el de este miércoles fuera un duelo de Copa del Rey, sus integrantes eran de la competición y, por ello, el partido estuvo definido por cuestiones puntuales en su primera hora.

Siendo un planteamiento similar el de ambos entrenadores, el equipo que más calidad tuviera sobre el terreno de juego ganaría y conseguiría que los detalles les pudieran sonreír. Si bien hay factores que alteran el transcurso de un duelo, como puede ser una extraña actuación arbitral, un encuentro como éste está marcado por los detalles y la calidad.

Desde esas pequeñas diferencias, la UD Las Palmas se adelantó. Aprovechando un error pucelano y una indecisión arbitral, Armado Sadiku hacía que los canarios tomaran ventaja en el marcador. El encuentro estaba siendo equilibrado y un detalle fue diferencial. Ningún equipo parecía superior pero el Pucela, es cierto, tenía mayor sensación de peligro.

Desde esa confianza para crear juego de ataque, Roque Mesa fue diferencial. Del pitido inicial al tiempo de descanso. Los primeros 45 minutos del '17' pucelano fueron diferenciales, como su temporada. Un paso por encima de la competición, del Real Valladolid y, obviamente, de este encuentro copero, Roque Mesa lideró todo el caudal ofensivo vallisoletano.

Gol psicológico

Con acierto o sin él, el granacanario aprovechó un duelo tan especial para él como éste para mostrarse como un activo único en la plantilla pucelana y en la categoría. Liderando el juego antes y después del gol de Sadiku, fue autor de una brillante asistencia con la que Anuar Tuhami devolvía las tablas al marcador.

Segundos antes del pitido final, el ceutí anotaría uno de esos goles que se consideran como psicológicos por lo que debilitan y lo que pueden generar. Gracias al tanto del '25', el duelo cambiaría y generaría una nueva opción para ver unos segundos 45 minutos con muchas posibilidades, como así fueron.

Trepidante segunda parte

Desde la reanudación el encuentro tuvo de todo y en todas las zonas. La UD Las Palmas no vendió barata su eliminación y comenzó la segunda parte con fuerza y presión alta. Así, tuvieron un par de ocasiones de renombre. Los primeros instantes fueron amarillos pero el Pucela contestó y lo hizo con fuerza.

Con cierta personalidad y arrojo, los vallisoletanos dieron la vuelta a la tendencia del partido. Ayudados por la entrada de Shon Weissman, primero, la expulsión de Unai Veiga, pocos segundos después, el Real Valladolid se hizo con el control del partido de forma poderosa. El gol del delantero israelí daría la vuelta al marcador y crearía una tendencia al juego definitiva.

Con el marcador a favor, los locales se sintieron cómodos, ampliaron ventaja, sentenciaron el encuentro y firmaron la clasificación para la nueva ronda. El tercer gol pucelano, obra de Cristo González, cerraba el duelo. Con el tanto del tinerfeño, la UD Las Palmas bajó los brazos y comenzó a preparar el viaje de vuelta y confirmar las peticiones de Pepe Mel.

Sin una gran ambición copera, la expulsión de Unai Veiga ayudó a que los pucelanos se vieran ante un rival sin ambición. Con todo, la última media hora está marcada por la tranquilidad y la seguridad de una clasificación copera necesaria para el grupo pero, ante todo, para algunos de sus jugadores blanquivioleta.