Goleada para soñar a lo grande

Golpe encima de la mesa del Real Zaragoza. Los blanquillos, con la mano firme, demostraron que no quieren conceder ni una duda en el difícil camino hacia el ascenso. Tras caer en Cádiz, se levantaron saltando encima de un Albacete que recibió cuatro goles por obra y gracia de un Papunashvili que sigue creciendo conforme pasan las jornadas. Quién sabe si su progresión continuará en Primera división. De momento, el Zaragoza, con alguna duda en defensa, le ganó a su rival como hacen los equipos grandes: mediante goleada.

Y eso que los primeros diez minutos trascurrieron con un Zaragoza tratando de dominar el balón, pero sin ninguna llegada clara al área rival. Parecía que el partido iba a suponer un ejercicio de paciencia, de buscar con cuidado cualquier recoveco o hueco en la defensa de cinco rival. Pero es una suerte contar con Borja Iglesias y Papunashvili. Los dos fueron protagonistas del primer gol en el minuto once. El ariete gallego cazó un balón en los tres cuartos de campo y avanzó metros sin que le saliera nadie, hasta ver a su derecha a Papu. El georgiano recibió el balón en el área y acomodó su cuerpo de forma sutil para limpiar las redes rivales con un zurdazo marca de la casa.
Espoleado por el gol, el Zaragoza empezó a tocar en el centro del campo con mayor claridad, pero en el minuto 21 llegó lo inesperado. Zozulya le ganó un balón dividido a Verdasca (metiéndole el brazo en la espalda en el salto, en una más que posible falta), avanzó metros, se deshizo con agilidad de Mikel González en el área y definió ante Cristian. Tablas otra vez y todo por hacer de nuevo. 
Una bonita triaungulación entre Lasure, Pombo y Papu hizo que el Zaragoza mandara otra vez en el marcador. El lateral vio a Pombo desmarcándose en carrera en el lateral del área y le metió un pase preciso para que le pasara el balón a Papu, que remató en boca de gol. Un maravilloso tanto justo en un momento en el que el partido se estaba poniendo algo peligroso. Una jugada que venía a refrendar el buen papel que estaba teniendo un Pombo muy motivado en su vuelta a la titularidad. El canterano zaragozano hizo muy buen trabajo generándole espacios a Borja y buscando el desmarque.
El Albacete intentó asustar con balones en largo a Zozulya y Bela, pero Eguaras, con precisión milimétrica, encontró a Pombo en un cambio de juego de gran calidad. El zaragozano vio a Zapater en carrera cortando la defensa rival como un cuchillo, y le puso un gran pase en profundidad que, con mucha fortuna, tocó Papu sin querer para dejar al ejeano mano a mano con Tomeu Nadal. Zapater no perdonó y definió con calidad. No estaba la situación para bromas, por lo que el gol fue recibido con mucho alivio en la grada. 
Nada más renaudarse el partido tras el descanso, Zapater rozó el gol con un gran disparo fuera del área que paró Tomeu Nadal. Las ocasiones y la alegría ofensiva loca no tapaban algunos problemas atrás. El Zaragoza, tal vez fruto de los nervios, sufría más en defensa que otras veces. El Albacete llegaba continuamente y los zagueros solventaban la situación como podían. Zozulya, muy crecido durante todo el partido, inquietaba a Cristian y molestaba a los centrales.
Pero tras la ocasión más clara de los manchegos, un disparo de Bela tras peinar Zozulya que Cristian paró poniendo la mano fuerte abajo, llegó el gol que prácticamente dejó sentenciado el partido. Cuando el público aún coreaba el nombre del portero argentino, Pombo, en su enésima buena jugada, le dejó el gol en bandeja a un Papu que marcó a placer. Un minuto después, el georgiano fue despedido con una atronadora ovación. El que entró por él fue otro mediapunta, Oliver Buff.
Los últimos minutos fueron tranquilos. El Zaragoza, echado algo atrás, se limitó a mantener el resultado. Y la afición, a seguir soñando con unos play off que se han puesto muy de cara. Aún queda todo por hacer, pero con el estado de forma de jóvenes como Papu, Pombo o Borja, la recta final tiene mejor pinta que nunca.