Al play off, con 34.000 almas entregadas
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La afición zaragocista volvió a ser clave en el triunfo del Real Zaragoza. No sólo el desgaste de los hombres de Natxo González y su apretar de dientes cuando el Valladolid empujaba fueron claves: tener al público al lado intimidó a un rival que venía muy fuerte a un estadio donde el Zaragoza ha ganado diez de los últimos 11 partidos. Una barbaridad protagonizada por una afición que no se cansa de gritar, cantar y ovacionar a unos jugadores a los que se ha acostumbrado a recibir cuando su bus llega antes de los partidos.
Toca ahora rememorar el ambiente que se produjo en 2015 en el 3-1 de play off contra Las Palmas. Aquel día el equipo aragonés vivió un ambiente mágico al que en los últimos meses se ha ido acercando poco a poco. La base más acérrima de fieles zaragocistas que vio como el equipo aragonés resurgía en enero (en medio de noches de cierzo, lluvia e intenso frío) ha visto como poco a poco miles de almas se han unido para crear uno de los ambientes más especiales y caldeados del fútbol español. Todos los entrenadores y jugadores rivales lo admiten: "Es muy difícil que te salgan las cosas bien cuando tienes a 30.000 almas en contra". Ahora, La Romareda, con sus 34.500 asientos de aforo, se prepara para las batallas finales.