El Zaragoza resucita y descubre la zurda de Pep Biel

El Real Zaragoza respira con una victoria para vivir. Para hablar de un fútbol del que parecía que los jugadores ya no disfrutaban. Con el triunfo ante el Nàstic, el zaragocismo aparcará esta noche sus problemas para dormir a pierna suelta. Conscientes de la importancia de volver a ganar, de sufrir peleando para al final conseguir tres puntos. En la previa se habló de la importancia de ganar más allá de sistemas, de jugadores. Y así se hizo.

Y eso que Alcaraz sorprendía en las horas de antes del partido con un sistema de tres centrales y la entrada de Carlos Nieto y Pep Biel. Algún zaragocista se llevaría las manos a la cabeza. Más aún viendo el inicio del partido: en el minuto tres ya perdía su equipo. El gol llegó demasiado fácil para lo que hay en juego. Minuto tres y el Zaragoza ya perdía. Javi Marquez botó un córner al corazón de los dominios de Cristian, y Fali remató a gusto ante tres rivales. Ni Perone, ni Verdasca ni Nieto. Todo el mundo hizo la estatua, un error de marca imperdonable. Mientras los locales celebraban, Cristian mascullaba mirando al vacío y los zagueros se miraban entre ellos decidiendo quién era el culpable. Como si la eterna pesadilla del Granada aún no hubiera terminado. Como si esta semana pasada tan larga hubiera servido de nada. Malo salir del vestuario casi derrotado cuando te estás jugando el descenso a Segunda B.

Tres minutos después, Nieto le birló un balón en el área pequeña a Manu del Moral cuando el andaluz se disponía a fusilar a placer. Fue una falta lateral que casi le cuesta el 2-0 a los zaragozanos. Espoleado por los nervios ajenos, el Nástic se lanzó al ataque. Al drama había que añadirle esperpento: en plena oleada tarraconense, en un ataque en el área, Manu del Moral casi tropieza con un recogepelotas que había resbalado al recoger un balón.

Mientras los catalanes seguían cómodos sobre el campo, el Zaragoza del nuevo sistema y tres centrales se sacudía las preguntas con pelotazos a un Jorge Pombo que intentaba sacar petróleo arriba. Demasiado pedir ante tanto pánico. Ni tres pases seguidos, ni ideas, ni tranquilidad. Hasta el minuto 25, lo más peligroso fue un tiro muy desviado de Marc Gual. Eguaras estaba lento y apenas recibía balones; Biel intentaba crear sin éxito; y Gual y Pombo continuaban desasistidos.

Un milagro en medio de la nada

Pero en el minuto 31... llegó el milagro de la mano de Pombo, que le sacó un córner a Djetei. Javi Ros sacó con mucho tino, Gual rozó con el flequillo y el propio Djetei se la metió el propia. Una hoguera en mitad de la oscuridad. Casi sin buscarlo ni merecerlo, el equipo aragonés igualaba y volvía al inicio. En la mano del Zaragoza estaba sacudirse las dudas y que estas invadieran la camiseta roja del Nàstic. Nada más sacar de centro los blanquillos comenzaron a tocar en campo contrario. A mover el balón (otro milagro) con tranquilidad. El descanso llegó con el Zaragoza dominando el juego... viendo la primera media hora, muy buena noticia.

Consciente del peso que se había quitado de los hombros, los aragoneses comenzaron dominando la segunda parte. Sin llegar a puerta pero tocando y minimizando al Nàstic. Faltaba pisar el área rival, el último pase. Álvaro Vázquez y Soro calentaban en la banda mientras el dominio blanquillo crecía...

Y el zaragocismo descubrió la zurda de Biel

Avanzaban los minutos y Pep Biel, Marc Gual, Delmás, Ros... tocaban con soltura. En el 59, Pep Biel quiso encontrar a Marc Gual y este no llegó a rematar el balón por escasos centímetros. La pésima imagen de la primera media hora parecía un recuerdo lejano, pero aún no había ocasiones claras como para tocar los tres puntos... hasta que el propio Gual provocó una falta en la media luna del área que tenía su miga. Pep Biel agarró el balón con determinación y marcó el gol de su vida... por ser su debut en esta temporada, por reivindicarse y por la belleza del gol. El mediapunta salvó la barrera con la zurda de forma suave, sutil, y el balón besó la red. El zaragocismo gritaba, Alcaraz suspiraba y Pep Biel gozaba agarrado por sus compañeros.

Eufórico por el 'subidón' del gol, por su fecunda mejora, el equipo se centró en defender el resultado. Vázquez entró por Gual y el Nàstic metió a Barreiro. El delantero rival quería buscar el empate y casi lo logró en el 79, en un balón colgado que Cristian le quitó en el área pequeña. Con los tres centrales ya fijos sobre el campo y Álvaro y Pombo atentos para las contras, tocaba sufrir. Zapater entró en el 84 por Biel para meterle músculo al centro del campo, mientras los tarraconenses seguían a lo suyo, a bombardear el área del Zaragoza.

El suspiro colectivo llegó justo en el noventa. Álvaro Vázquez se aprovechó con calidad y frialdad de un falló del rival atrás. Con la inteligencia y el instinto asesino de un lobo, se plantó delante de Isaac Becerra y definió sin piedad. 1-3 y tres puntos nacidos de un milagro pero muy bien aprovechados. Milagro de un equipo que se acordó de que sabía jugar a fútbol.