Aire o fuego en Tarragona
Como cada semana desde hace prácticamente seis años, el Real Zaragoza llega a su final semanal. El equipo dirigido en esta ocasión por Lucas Alcaraz vive la situación más delicada desde el descenso a LaLiga 1|2|3, atrapado en zona de descenso y con un rival enfrente todavía más acuciado por la falta de resultados.
Dos equipos que durante las últimas campañas se han acostumbrado a luchar por objetivos similares, provocando una enconada rivalidad entre ambos. Así, el Nou Estadi de Tarragona se ha convertido en territorio hostil para el conjunto aragonés, un campo en el que no se conocía la victoria hasta la pasada campaña, en la que Borja Iglesias logró silencia a la afición local.
Alcaraz, obligado a cambiar
Con el gallego en el recuerdo, esta vez el protagonismo queda para Álvaro Vázquez. El delantero catalán, que la pasada temporada vistió la elástica del Nàstic, vuelve de lesión para tratar de dotar el conjunto blanquillo de mayor peligro en ataque después de semanas de un Real Zaragoza inofensivo. Alcaraz podrá darle una nueva vuelta al equipo contando ya con todas sus armas en ataque: Pombo, Gual y Vázquez. Una revolución necesaria tras el fracaso frente al Granada.
El otro gran condicionante serán las bajas. El técnico andaluz vio en el último encuentro como de golpe y plumazo perdía hasta tres jugadores para el partido en tierras catalanas. Grippo se perderá lo que queda de temporada; Buff faltará durante algo más de un mes y Benito guardará descanso una semana tras ser expulsado. Situación similar a la que vive Enrique Martín Monreal, entrenador del Nàstic, que busca la reacción de su equipo pero que no podrá contar con Abraham, Uche, Guerra, Iván López ni Arzo; tres de ellos con pasado zaragocista.
Un partido de necesidades aunque sin urgencias según la versión de ambos técnicos, que ven un largo horizonte enfrente para poder reconducir la situación. Un encuentro para tomar aire y dejar atrás la zona roja al menos una semana o para sentir el fuego del infierno en el caso del equipo derrotado.