Escaso botín tras el torrente ofensivo

El Real Zaragoza de Víctor Fernández sigue creciendo en cuanto a juego y sensaciones, y sumando. Esta vez con un punto más en la mochila ante el líder, el Albacete. El gesto del público que abandonó La Romareda, tras un caluroso aplauso al equipo después del partido, reflejaba, eso sí, la insatisfacción por un empate inmerecido. El equipo aragonés tuvo la posesión y las llegadas (26 tiros), pero esta vez no hubo suerte. El torrente ofensivo sólo arrastró un punto. Cero a cero tras un partido que debe servir, por lo visto sobre el campo, como ejemplo para el duelo en El Sadar.

Un partido que como viene siendo habitual el Zaragoza comenzó en tromba. Golpeando la puerta rival. En el minuto ocho Álvaro Vázquez ya había tenido las dos primeras, primero con una internada en el área bien taponada por un rival. El rechace le cayó a Igbekeme, que disparó seco y fuerte a las manos de Tomeu Nadal. Dos minutos después, el nigeriano dejó sólo ante el portero al delantero de Badalona con un medido pase desde el centro del campo. Álvaro, con todo a su favor, se la quiso picar al portero, quien solo con estirar la mano izquierda ya atrapó el balón.

Como siempre, el primer cuarto de hora había sido blanquillo por llegadas y posesión. A partir de ahí, el Albacete comenzó a espabilar. Primero con un córner botado por el guante de Susaeta al área pequeña que acabó con un cabezazo parado a bocajarro por Cristian. La primera del santo de Rosario. Más tarde, el propio Susaeta sacó una falta que se envenenó sin encontrar rematador y no se coló de milagro entre los tres palos.

Llegadas por parte de los dos

El Zaragoza seguía a lo suyo. Una buena salida de Soro y Benito acabó con un zurdazo de Aguirre que salió rozando el palo derecho. Con La Romareda encendida y los blanquillos llegando, al Zaragoza le faltaba lo de siempre: marcar el primer gol del partido. Aguirre, muy activo durante todo el partido, le ponía el picante a la banda izquierda. Como en el minuto 20, cuando le metió un balón a Álvaro que Gentiletti cortó in extremis. Posteriormente, gran jugada de Soro en el área y un fuerte disparo de Pombo le hicieron trabajar a Tomeu.

Al partido sólo le faltaba el gol. Por lo demás pasaba de todo. Como en el 29, cuando el Albacete botó otro córner al primer palo que tras una peinada acabó con Álvaro Peña haciendo un tanto que fue anulado por un empujón de Zozulya a Eguaras. Llegaban los manchegos y los aragoneses y el partido podía decantarse, por ocasiones, del lado de cualquiera. La primera parte acabó entre llegadas de los dos. Al descanso se llegó con el Zaragoza acumulando 13 tiros en total, por seis de un Albacete que llegó a sacar hasta seis córners.

La segunda parte empezó algo más sosegada que la primera. Con unos cuantos menos voltios de electricidad y más centrocampismo. Álvaro Vázquez volvió a rozar el gol tras conectar con un rechace de la defensa. El balón salió fuera por unos centímetros. Seguía remando el Zaragoza, más calmado, lo mismo que el Albacete. Parecía que súbitamente los dos se habían dado cuenta de lo que había en juego. Que estaban en el borde de un precipicio por el que no querían caer. Una falta a Benito casi en la línea de fondo que pareció clara y no pitó el árbitro exaltó a una Romareda que iba calentándose conforme pasaban los minutos. El Alba, como respuesta, metió un balón al área que no remató Zozulya en boca de gol por escasos centímetros.

Un sinfín de ocasiones... sin premio

A 20 minutos del final, Víctor empezó a agitar el banquillo. Pombo dejó su sitio a Javi Ros para fortalecer el centro del campo y Soro se colocó por el centro. Aguirre por su parte dejó su sitio a Miguel Linares, que fue recibido con una calurosa ovación. Un disparo de Ros provocó un córner que acabó con varios disparos zaragocistas dentro del área que se encontraron con piernas rivales. El balón parecía no querer entrar. Como cuando en el minuto ochenta un zarpazo de Eguaras que iba a la escuadra lo despejó Tomeu Nadal haciendo la parada de la tarde.

Con el Albacete ya agazapado definitivamente para buscar la contra, el Real Zaragoza siguió intentándolo, buscando a Linares o a Álvaro, con los manchegos apretando a la contra. No hubo manera. El fútbol ofensivo, de llegadas a puerta, no tuvo premio en la abarrotada Romareda. 26 tiros, seis de ellos a puerta, y sólo un punto recolectado. Esta vez la suerte no le sonrió a un Víctor Fernández que, eso sí, sigue con sólo una derrota en su casillero.