Los once de Baraja y los cambios obligados
El Real Zaragoza continúa progresando en su camino en LaLiga SmartBank. El equipo aragonés logró, frente al Albacete, el primer triunfo del curso sobre el césped de La Romareda. Una victoria que sirve para refrendar la idea que ha mostrado el entrenador blanquillo, Rubén Baraja, desde el inicio de la temporada y su apuesta por un grupo muy concreto de futbolistas.
Y es que el técnico del conjunto aragonés ha conseguido, pese a haberse disputado apenas tres partidos, conseguir una alineación reconocible y que bien podría recitarse por parte de los aficionados. Por el momento, únicamente las bajas obligadas por diversas causas, desde las lesiones a las sanciones pasando por las internacionalidades, han sido el único motivo que ha hecho variar los planes de Baraja.
En la portería el inquilino está claro: Cristian Álvarez. En defensa, la dupla Atienza-Guitián se está mostrando solvente, pese a que Jair, que inició el curso lesionado, partía como teórico titular. Los cambios han llegado, eso sí, en el lateral. En la derecha Tejero aprovechó con una buena actuación ante el Albacete la baja por lesión de Vigaray. En el izquierdo comenzó Nieto con Chavarría por delante, pero la expulsión del primero parece haberle dado un impulso al futbolista catalán.
El doble pivote es otro de los sustentos de la columna vertebral del Real Zaragoza y tiene nombre, Javi Ros y Eguaras. Quizá la zona más cambiante han sido las bandas, pero mucho han tenido que ver las diferentes bajas. Chavarría comenzó en izquierda pero la baja de Nieto le devolvió al lateral, ofreciendo así una oportunidad a Zanimacchia. Algo similar en la derecha, en la que partió Buyla, que pasó a la izquierda frente al Alcorcón y cuya baja abrió la puerta de la titularidad a Larrazabal.
Arriba, el peso del gol había recaído en principio sobre Narváez y Vuckic. Mientras el colombiano se estrenaba de blanquillo el pasado domingo frente al Albacete, el lugar del esloveno, convocado por su selección, lo ocupaba Gabriel Fernández sin suerte de cara a la meta rival.
Y así, aunque la dureza de la competición y el cambio de normativa invite a sumar futbolistas a la causa –hasta 21 ha usado ya Baraja–, la realidad del Real Zaragoza es que las ideas del técnico están meridianamente claras y, por el momento, sus hombres de confianza son apenas un puñado, los encargados de comenzar a engrasar el engranaje que haga del equipo aragonés una máquina perfecta.