El Real Zaragoza convive con la disputa de partidos considerados como finales prácticamente desde que descendió a LaLiga SmartBank. En esta ocasión no se tratará de conseguir un objetivo numérico, sino de tratar de reponer esa parcela del honor blanquillo que se vio dañada en el partido ante el Alcorcón.
Consumada de manera definitiva la salvación, el Real Zaragoza debe restablecer las buenas formas que parece haber perdido en los últimos partidos, en los que apenas se juega la cuantía económica dependiente de la posición final en la tabla. Sin embargo, no puede permitir que su relación con la grada se deteriore por la ausencia de competitividad.
En esta ocasión, además, no habrá excusa. Juan Ignacio Martínez podrá contar con todos sus jugadores, con la excepción de las conocidas de Vigaray o Nano Mesa, pero recuperando para la causa a Cristian, Petrovic o Vada, jugadores que acumulan muchos minutos y que no formaron en el último partido en La Romareda.
La mayor dificultad será igualar la intensidad de un Real Oviedo que se juega la vida en forma de promoción, con la UD Las Palmas apretando por detrás y con la intención de aprovechar los tropiezos de Girona y Ponferradina. Para la ocasión, Ziganda también tendrá a todos sus hombres, salvo a Lucas Ahijado, con una lesión muscular.
Así, el Real Zaragoza viaja hasta Oviedo en busca de la redención con la intención de comenzar con el mejor pie posible la nueva era del club con el grupo liderado por Jorge Mas. Para los aragoneses no importan los puntos, sino la imagen que puedan dejar tras el bochorno sufrido en el último partido en La Romareda.