Pacto de no agresión para mantener el invicto liguero de Escribá
Real Zaragoza y Albacete se neutralizan, apagan sus ataques y firman un empate a nada anunciado desde el inicio. Los de Fran Escribá dominaron, en el computo general, territorialmente el partido, pero la falta de colmillo, verticalidad y un excesivo conformismo marcaron el encuentro en el Carlos Belmonte. Carlos Vigaray reapareció tras 19 meses de baja.
El Real Zaragoza, como viene siendo habitual desde que Escribá tomara el timón, entró al partido con personalidad, carácter y dispuesto a imponer su ley desde el comienzo. Sin necesariamente un ritmo alto, se hizo con el control del choque a base de posesiones largas. Replegado, aguerrido y compacto, el plan de partido pareció no importarle a un Albacete que fue despertando del letargo inicial a partir de la activación de Fuster y Fran Álvarez. Precisamente, los manchegos, puntualmente, eso sí, consiguieron lo que no los zaragocistas: conectar con sus hombres más peligrosos.
De hecho, fruto de la evolución de los de Rubén Albés en el encuentro y de las eternas dudas de Álvaro Ratón, la primera llegada tuvo tinte local. Un error del guardameta gallego fue la antesala de un potente disparo de Álvarez que él mismo despejó para enmendar su error en el 12’. Seguidamente, un gran golpeo de Fuster obligó a intervenir, ahora de forma notable, al guardameta zaragocista.
Con el paso de los minutos, el esférico cada vez era más alternativo. El Real Zaragoza no conseguía romper líneas y se mostraba demasiado plano y horizontal. Sobrepasado el minuto 20, Jair fue amonestado por una falta sobre Higinio Marín al salir de zona. La mucha actividad en la zona central conllevaba poco movimiento en las áreas, inéditas a excepción de las dos llegadas albaceteñas.
El Real Zaragoza vivía en campo rival y ganaba metros con la profundidad que le otorgaban sus laterales, eminentemente ofensivos hoy. Simeone avisó en el 25’ con un disparo que se marchó muy desviado y, poco después, Eugeni probó fortuna sin acierto. Estas serían las jugadas más peligrosas de los aragoneses, que controlaron la primera parte sin alardes. Se alcanzó el descanso con 0-0 tras un tramo rácano, ramplón y sin ocasiones de ninguno de los dos equipos.
Segunda parte
La segunda parte comenzó sin modificaciones en ningún equipo, pero con un Real Zaragoza claramente dominador. Priorizando llegar por fuera y excluyendo de la ecuación la zona central, volcó su argumento a una banda derecha dinámica con Francho y Larrazábal. Zapater puso en alerta a Barragán con un disparo desde la frontal que el portero atrapó sin sobresaltos. Precisamente, el capitán zaragocista sirvió en el 59’ un gran centro sobre Gueye que el senegalés picó sin acierto. Su testarazo fue repelido por el guardameta local.
El Albacete echaba en falta la participación de activos importantes en su discurso como Dubasin o Maikel Mesa y Rubén Albés llevó a cabo su primera permuta alcanzada la hora de partido: Juan María por Julio Alonso. La figura de Gueye en la delantera blanquilla provocaba una amenaza de la que el Real Zaragoza carece con Mollejo y Simeone. Por ello, los centros fueron una solución recurrente que acercaron al área manchega a los de Escribá.
La salida de Juan María aportó frescura en la banda izquierda albacetista y el canterano del Sevilla contrarrestó las frecuentes internadas de Larra con ataques verticales. De hecho, el ‘12’ zaragocista no cesó en su empeño y puso en problemas a Barragán en el 69’ con un disparo lejano que no llegó a tener consecuencias. Acto seguido, Maestre y Juanma García comparecieron en el choque en detrimento de Fran Álvarez y Dubasin, gris durante todo el encuentro.
Ante la incapacidad zaragocista para derruir el muro local, los blanquillos encontraron en los disparos desde fuera del área una vía de ataque; Barragán detuvo en dos tiempos un chut de Molina en el minuto 74. Escribá agitó el partido ante del 80’ con un triple cambio: Mollejo, Vada y Vigaray, quien volvía tras 19 meses de baja, sustituyeron a Giuliano, Eugeni y Larra. El paso adelante del conjunto maño llevó a Albés a protegerse: Kawaya y Ros ocuparon los lugares Fuester y Maestre, quien se marchó lesionado tras once minutos sobre el terreno de juego.
Manu Molina vio la amarilla por una falta sobre Kawaya cuando el ‘9’ ya comandaba el contragolpe del Albacete. Casualmente, el ex de la UD Ibiza dejó su sitio a Grau en la recta final del encuentro. Los últimos cambios espolearon a los locales, que adelantaron líneas y pisaron las inmediaciones de Ratón. No encontraron la portería del gallego y el encuentro acabó 0-0.
El Real Zaragoza firmó un punto en Albacete marcado por el conformismo de ambos conjuntos. Escribá mantiene su casillero de derrotas ligueras a cero desde que es zaragocista y recupera a Carlos Vigaray para la causa.