Un Sevilla soso sale vivo de La Rosaleda

El Sevilla firmó tablas en su debut liguero en La Rosaleda en un partido bastante decepcionante por un lado pero que no deja de ser celebrado por otro, sobre todo teniendo en cuenta que el equipo nervionense se quedó con un jugador menos a 20 minutos del final y que el Málaga logró un gol que fue anulado injustamente en el tramo final del partido. El conjunto nervionense se condenó él solito y dejó escapar los puntos por dos razones principales, los fallos, los tres de Gameiro, en ataque, en tres ocasiones muy claras; y el de N'Zonzi, que se autoexpulsó de forma absurda y limitó a su equipo cuando mejor estaba en la segunda parte.
Podría haber sido muy distinto el partido del Sevilla si Gameiro hubiera colado alguna de las claras, incluso a pesar de que el conjunto de Emery no estuvo demasiado brillante. Pero el caso es que defensivamente al menos no encajó goles y mientras estuvo con once no sufrió demasiado. Las sensaciones, pues, muy encontradas. También en cuanto a los debutantes, pues si N'Zonzi estuvo fatal, Mariano casi regala el partido y Konoplyanka e Immobile apenas participaron, aunque estos últimos tienen más disculpa pues salieron ya con un jugador menos. Quizás el mejor de todos los debutantes, Rami, muy seguro atrás. El Sevilla echó de menos, además de los goles de un delantero, su medular, que 'dimitió' durante muchos minutos del partido, precisamente en los que mejor estuvo el Málaga.  
El partido empezó, como muchos otros de este tipo, muy trabajado, con mucho forcejeo, con mucha falta y mucha interrupción, en resumen, feo. Pero poco a poco se fue definiendo, primero a favor del Sevilla y luego a favor del Málaga. Y con el partido cayendo para cada lado hubo ocasiones claras para ambos conjuntos.
Se hizo primero con el partido el Sevilla, que hasta el minuto 20 de partido fue realmente superior, acompañando esa mejoría de ocasiones, curiosamente las tres de Gameiro. El francés desaprovechó tras clarísimas, las tres en el área y en ninguna de ellas ni siquiera forzó el galo la parada de Kameni. Con sus fallos, dio la razón Gameiro a Emery, que pide un tercer delantero que aún no ha llegado. Esas ocasiones llegaron merced a la participación de Reyes, Vitolo y Banega. Cuando entran en acción los tres mediapuntas nervionenses, el equipo lo nota, para bien... y para mal.
Porque pasados esos 20 minutos, los que habían servido claras ocasiones a Gameiro empezaron a desaparecer. Y sin posesión, ni tuvo paraíso ni ocasiones el Sevilla. Empezó a bajar enteros el equipo hispalense a medida que subía la intensidad local y a medida que empezaban a aparecer los jugadores de ataque del Málaga, tanto Cop como Charles, muy peleones, y por supuesto Amrabat. Su generosidad como primera línea defensiva dificultó la salida de la pelota y ni N'Zonzi ni Iborra supieron conectar con los de arriba. Por todo ello, el partido se empezó a jugar de forma continuada en campo sevillista. Y ahí, al menos, surgió Beto. Tuvo varios disparos lejanos el Málaga, de Darder, de Horta, de Amrabat... Algunas se fueron desviadas afortunadamente para Beto, las que fueron entre los tres palos las repelió el luso. Pero el caso es que el Sevilla andaba bastante agobiado y el descanso supuso prácticamente un alivio para los de Emery.  
Y el técnico vasco debió dejar claro en la caseta que las cosas tenían que cambiar, porque lo cierto es que tras el descanso su equipo de nuev mejoró. Tomó de nuevo el control del partido, la pelota, y a través de ella volvieron a llegar las ocasiones, menos claras que en la primera mitad en todo caso. Aproximaciones, disparos, el más peligroso uno de Tremoulinas y otro de Vitolo ambos en el área, faltas, saques de esquina, pero sin gol. Retomaba el Sevilla la buena senda en el encuentro de todas formas, con un Málaga que buscaba las contras pero que bajaba su nivel de presión, cuando apareció en el partido... N'Zonzi. El centrocampista, que había visto una amarilla en una acción de los más absurda en un saque de banda, se buscó la expulsión con otra entrada de amarilla clara. A su mal partido en general, el galo sumó su poca inteligencia, y el partido, evidentemente, cambió. Quedaban 20 minutos y los afrontaba el Sevilla con un jugador menos.  
Emery reaccionó con un par de cambios para dar aire al equipo, salieron Immobile y Mariano y reforzaron al equipo en facetas defensivas al tener más piernas. El Sevilla se replegó y el Málaga empezó a dominar, aunque más por superioridad numérica que por fútbol. Como era de esperar, sufrió el Sevilla, y tanto, y gracias, porque Álvarez Izquierdo anuló incluso un gol legal a Charles en los minutos definitivos.
Al final, empate sin goles que deja claro que al Sevilla le falta mucho por rodar, que el nivel competitivo está aún incipiente y que los nuevos no aportan todavía ese salto de nivel que a buen seguro ofrecerán. Pero a día de hoy más bien al contrario, restan. Al menos, y acabando el partido con diez, el Sevilla suma. Precisamente como la campaña pasada, un empate para arrancar, aunque algo soso, eso sí.