El Sevilla se olvida de la Liga

El Sevilla tiene bien marcado su camino en este final de la temporada, pero este recorrido no incluye ya para nada la Liga, visto lo visto este domingo en Mestalla. El conjunto nervionense cayó ante el Valencia en un mal encuentro en líneas generales, con una primera parte de planteamiento nefasto, con una segunda de reacción y con un tramo final del encuentro vertiginoso con dos goles en apenas cinco minutos, el último de Negredo el que decidió el encuentro. La derrota, aunque no compromete la séptima posición del conjunto sevillista por ahora, sí que empieza a complicar la quinta posición, que se empieza a alejar tras caer en Valencia.
El choque en la ciudad del Turia dejó varias cosas claras. Que, por otra parte lógicamente, la prioridad en estos momentos es la Europa League, y que Emery hace sus alineaciones en virtud de la eliminatoria ante el Athletic de cuartos de final. Y que también la segunda línea del equipo no mantiene el nivel de la primera. Si no están Gameiro, Vitolo, N'Zonzi... el equipo lo nota. Llorente, que anduvo más peleón pero sin dar lo que se espera de él, Cristóforo, que ha bajado su rendimiento, o Juan Muñoz, que estuvo absolutamente inoperante, no permiten al equipo mantener un nivel medio alto, como el que muestra cuando están todos los primeros espadas aptos. Tampoco ayuda a que se cambie el planteamiento en una cita como la de este domingo y que Emery improvise un centro del campo que tan mal resultado le dio.
La segunda línea del Sevilla no respondió; el equipo nota demasiado la ausencia de futbolistas como Vitolo, N'Zonzi y, sobre todo, Gameiro. El caso es que el Sevilla se deja ir en la Liga, en la que todavía tendrá que hacer un esfuerzo para al menos asegurarse su plaza europea, y mantiene su ya eterna mala racha a domicilio esta temporada en el campeonato regular. Si rompió el mal fario en Europa, aún sigue sin hacerlo en la Liga, donde mantiene muchísimas dudas. 
El planteamiento de Unai Emery para el encuentro ya apuntaba cosas inusuales. Buenas o malas ya se vería durante el partido, pero inusuales, seguro. Apostó el técnico después de mucho tiempo por jugador con dos delanteros, Llorente y Juan Muñoz, y sin jugadores en las bandas, pues se unieron en el centro del campo Cristóforo, Krychowiak, Krohn Dehli y Banega. La teoría sería una cosa, y seguramente Emery pretendía que su equipo controlara la pelota, que jugara mucho por el centro y que dominara la zona de rechace, con los laterales incorporándose. Pero ni una cosa, ni la otra ni la de más allá. El planteamiento del preparador nervionense fue un auténtico desastre. El Sevilla ni olió la pelota (68%-32% de posesión en la primera mitad), ni jugó en campo contrario, ni dominó la zona de rechace ni combinó por dentro ni por fuera. El Sevilla lo único que hizo en los primeros 45 minutos fue estar a merced de un Valencia poco brillante pero al menos sí con intensidad, arrojo y valentía. Casi embotelló a los andaluces en su propio campo y rara vez estos salían, ya fuera con un balón en largo o combinando.
El caso es que el Valencia fue netamente superior (8 córners a 1 en favor del Valencia), tuvo más ocasiones (un palo, un mano a mano ante Sergio Rico) y el Sevilla ni disparó a portería. Santi Mina hizo lo que quiso con Coke, André Gomes se movió a sus anchas, Alcácer se desmarcó con viveza y encontró espacios con facilidad y todo los jugadores de Valencia en definitiva iban a los duelos divididos con más fuerza y confianza. Fue una primera parte desastrosa, en la que el gol de Parejo de falta (con rebote incluido pero en el que cabe preguntarse si Sergio Rico pudo hacer más) castigaba la penosa puesta en escena del Sevilla y premiaba la insistencia del conjunto che.

Segunda parte y cambios

La segunda parte comenzó con cambios, lógicamente. El Sevilla recuperó su fisonomía original con el cambio de Vitolo por un Juan Muñoz absolutamente inoperante. Y el cambio en el equipo pareció traerlos también al encuentro, porque al poco de reanudarse el partido Llorente tuvo la ocasión más clara del partido en un centro de Coke que remató alto. Casi seguido, Escudero también provocó una buena parada de Diego Alves. El equipo nervionense adelantaba líneas y llegaba más al área en cinco minutos que casi en toda la primera mitad.
Cuando el conjunto andaluz recuperó su fisonomía y sobre todo contó en la segunda parte con los futbolistas teóricamente titulares llegaron la mejoría, las ocasiones y el gol, aunque luego Negredo evitara el empate en el descuento
Quizás fueran esos los mejores minutos del conjunto sevillista, porque el Valencia, que ya se parecía bastante poco al de la primera parte, probablemente también porque el Sevilla se parecía bastante poco al de los primeros 45 minutos, supo poco a frenar ese atisbo de ímpetu y no le permitió tener demasiada continuidad. Con todo, el equipo de Emery intentaba aproximarse al área rival y con Gameiro ya en el campo empezó a tener algún que otro argumento más. De hecho la ocasión más clara de todo el partido para los visitantes vino propiciada por el francés, que robó una pelota, se marchó en velocidad y se la puso en bandeja a Banega, que controló mal y se escoró más de la cuenta, por lo que su tiro no puso en demasiados apuros a Diego Alves.
Con la entrada de Konoplyanka por un agotado, peleón pero poco efectivo Llorente gastaba las balas el técnico nervionense. Precisamente el ucraniano fue otro de los protagonistas de la otra oportunidad clara del Sevilla, pues le puso en el tramo final del encuentro un balón de oro a Coke para que este solo tuviera que empujarlo con la cabeza. Fue más difícil lo que hizo, pues su remate ni siquiera encontró portería, y estando a un metro de ella era realmente complicado.
Era Coke, y no un delantero, el que estaba en esa posición. Posiblemente podría haber sido otro el resultado de esa ocasión. Como lo fue prácticamente en la siguiente ocasión. Un pase al hueco de Krohn Dehli lo convirtió Kevin Gameiro en oro al rematar a la primera y al palo corto. Marca de la casa.
El empate llegaba quizás algo tarde, porque el Sevilla, sin hacer gran cosa, había tenido ocasiones para empatar antes. Pero al partido aún le quedaba una sorpresa bastante desagradable para los hispalenses, justo cuando el partido agonizaba. Una falta mal sacada por pareja se convirtió en carambola y en un gol totalmente inesperado de Negredo, en el minuto 92.