No ganar no se contempla
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El de este jueves es un partido de esos en los que el Sevilla FC debe demostrar que es el gran dominador de la competición que se disputa. Que los cinco trofeos de la UEFA o Europa League que pueblan las vitrinas de la sala de trofeos del Sánchez-Pizjuán no sólo son fruto de equipos y torneos inolvidables, también ingredientes que hacen del de Nervión un equipo grande y a la vez temido en todo el continente cuando esta copa se pone en juego.
Hay que ser franco. Todo lo que no sea ganar al Akhisarspor, equipo de impronunciable nombre y números paupérrimos en esta temporada, sería un sonado ridículo, juegue la segunda unidad o juegue el mismísimo Sevilla C, que al fin y al cabo lleva en la camiseta el mismo escudo que defenderán este jueves los de Pablo Machín.
Un escudo que debe dar miedo desde que el autobús rival aparece por la calle Sevilla FC y se encuentra con el mosaico de Preferencia. Y más si, al entrar al césped, el coliseo sevillista está engalanado para recibir al torneo que más le gusta. Los selfies de la plantilla en pleno del rival sobre el césped de Nervión en la jornada previa hablan claro de la sideral distancia entre unos y otros.
Dice el entrenador soriano que si los turcos están aquí es por algo. Bien. Ganaron la Copa turca el año pasado en una sorpresa con pocos precedentes en Europa, y empezaron la temporada ganándole la Supercopa al Galatasaray en los penaltis. A los de Estambul, líderes en su país, le ganaron también por 3-0 en LaLiga Santander… y no se han anotado ni un triunfo más en lo que va de ejercicio. Evidentemente, están en la Europa League por lo del año pasado. En éste, hasta les sobra.
Así pues, y como viene siendo habitual en la Europa League, Machín dará entrada ante el Akhisaspor a varios miembros de la segunda unidad. Estos necesitan minutos y los teóricos titulares descanso, así que la ocasión la pintan calva para dar un descansito a los Navas, Banega, Vázquez, André Silva o Ben Yedder y que los Aleix Vidal, Roque Mesa, Nolito, Promes o Muriel encuentren ese acierto que les haga mejorar y aportar más a un equipo que, como todos, necesita que esa línea de retaguardia dé un paso al frente.
El varapalo de Krasnodar, donde el Sevilla fue inferior y perdió merecidamente pese a que durante muchos minutos fuera por delante en el marcador, obliga a los nervionenses a tomarse muy en serio el resultado. Perder en Rusia aplazó la clasificación a los dieciseisavos de final, nada que no pueda arreglarse ganando los dos envites consecutivos que tiene ante los turcos. Si es capaz de sacar los seis puntos, todo estará encarrilado para no vivir con agobios las últimas semanas del año y aparcar Europa hasta febrero.
El duelo ante los verdinegros debe servir al Sevilla para retomar el camino de la victoria, dar minutos a jugadores que juegan menos, incluso a los que acaban de salir de sus lesiones, y lograr tres puntos que allanen el pase. No hay lugar para el susto. No debería haberlo.