El histórico año de Ben Yedder
Ben Yedder se ha convertido en uno de los máximos baluartes del Sevilla FC. Siempre inmerso en las constantes dudas sobre su rendimiento, a las órdenes de Machín ha logrado recuperar la confianza perdida y consolidarse como la principal referencia ofensiva de la entidad.
El ariete cierra un 2018 histórico en registros. Ben Yedder anotó el último tanto del año, rescatando un punto en Butarque ante el Leganés. Una diana que le hace cerrar la temporada natural con 22 tantos. Desde que empezara el curso oficial en juliuo, con las previas europeas, el delantero ha visto portería en 14 ocasiones.
Unos números que hacen historia en el Sevilla, pues hay que remontarse casi una década atrás para ver registros similares. Desde 2009 un delantero no superaba los 20 goles en un año natural. Por aquel entonces lo hizo Fréderic Kanouté, que acumuló 22 dianas. Los mismos que posee Ben Yedder ahora, aunque esa cifra la superó en Mendizorroza a principios de diciembre.
Ben Yedder, a la altura de los históricos
Desde entonces, cada 365 días, curiosamente, se ha repetido la misma cifra de 20 goles en cada año con el máximo goleador del equipo sevillista: 2010 Kanouté, 2011 Negredo, 2012 Negredo, 2013 Negredo, 2014 Bacca, 2015 Gameiro, 2016 Gameiro, 2017 Ben Yedder. Unos registros a la altura de unos pocos privilegiados, que también posee el ahora delantero del Sevilla.
Un año que empezó de la peor manera para Ben Yedder. El ariete cayó relegado casi al ostracismo a las órdenes de Montella y este verano tampoco las tenía todas consigo con Machín. De hecho llegó a postularse como uno de los favoritos para salir en el mercado estival y no fue hasta la cita frente al Levante cuando logró dar un paso adelante.
Ahora es un fijo para el técnico soriano y con 14 goles es el segundo máximo artillero del equipo, aunque bien es cierto que Sarabia anotó la mayoría en las rondas previas de la Europa League. Ben Yedder y el gol. El gol y Ben Yedder. Un idilio complicado de separar, que mantiene al Sevilla ilusionado con volver a tocar la ansiada plata de un título.