Parece mentira que después de tantos años y partidos en Europa, el Sevilla FC no se haya encontrado con un equipo de Roma hasta ahora. La de recursos que dejaron los romanos… también para los periodistas.
La historia de la humanidad cambió con Roma. La historia del Sevilla cambió con la Europa League y la historia de la Europa League cambió con el Sevilla. Ahora, un nuevo episodio se vivirá en Nervión, el lugar al que conducen todos los caminos de esta competición.
En horario y día raro, el Sánchez-Pizjuán vuelve a vivir un partido decisivo del torneo que cambió la vida del club al que acoge. Hace ocho años que el equipo no ha sido eliminado en estas lides, y tres copas de plata han entrado en sus vitrinas en este tiempo.
Este Sevilla no atraviesa un buen momento, pero la Europa League tiene un color especial. En plena hondonada de la temporada, los que llevan el escudo con el Rey San Fernando en el pecho se plantaron en el campo de la Lazio, el gallito del segundo bombo del sorteo, y vivieron un partido plácido en el que la victoria por la mínima se antoja insuficiente. Un oasis en el desierto liguero que atraviesa desde 2019.
Para recibir a la Lazio Pablo Machín tiene, por segundo partido consecutivo, la baja de Banega. El problema no es solo que el argentino no aporte su calidad, siempre deja algún detallito, sino que no tiene un sustituto natural en la plantilla y el equipo se atasca sin un jugador de su creatividad. No, Marko Rog no lo es. Lo normal es que su puesto lo ocupara Roque Mesa y Franco Vázquez y Sarabia fueran los que aportaran la imaginación. Sin Carriço ni Wöber, Mercado será titular y, probablemente, Escudero ocupará el carril zurdo.
Los italianos llegan a Sevilla sin Luis Alberto, que se lesionó en la ida y no podrá cumplir su sueño de volver al Sánchez-Pizjuán. Por el contrario, regresan Ciro Immobile y Sergej Milinkovic-Savic, dos de sus máximas estrellas, aunque al balcánico no se le espera hasta la segunda parte.
Tiene el Sevilla todo a favor para pasar y la Lazio, como ha reconocido Machín, lo trae casi todo perdido. Cuidado, un resbalón pondría al entrenador en la picota y la temporada podría variar a fracaso. La Europa League no pagaría una traición.