Historias de la Semana Santa y el fútbol sevillano (II): La 'chicotá' de Del Nido
Arranca la Semana Santa en este 5 de Abril Domingo de Ramos, y en ElDesmarque recuperamos historias de antaño que vinculan en cierta forma al fútbol y al mundo cofrade. El fútbol y las cofradías siempre han guardado una relación muy especial en la ciudad. Una simbiosis donde son muchos los famosos que se han regocijado con algunas de las hermandades más peculiares de la ciudad, protagonizando anécdotas que aún se recuerdan. Pocos se olvidan del día que José María Del Nido recorrió media España para llegar a tiempo y vestirse de costalero para pasear a su Cristo de las Penas, de la Estrella.
En torno a las 23.00 horas, el frío copaba el cargado ambiente del Reyno de Navarra. Allí, el Sevilla se enfrentaba al Osasuna inmerso en un paradigma que podía parecerse a todo menos a Domingo de Ramos. Todo cambiaba. El azahar primaveral de la capital por el olor a humedad del césped, la engalanada estética sevillana por la equipación rojiblanca y el canto de una saeta por el de los goles. Aunque no hubo ninguno de ellos.
La travesía de José María del Nido
Harto de ese peculiar día y nervioso por lo que aún quedaba por llegar, a falta de 15 minutos para la conclusión del partido, se despidió de Patxi Izco, presidente navarro, con un apretón de manos y se dirigió al aeropuerto de Pamplona, donde le aguardaba un avión privado y su costal. En San Pablo le recogió una moto que lo llevó hasta la calle Pastor y Landero.
A las puertas de Triana, un bullicio acompañaba al Señor de las Penas... y otro a un mediático costalero. Allí estaba José María del Nido, arropado por su sudadera del Sevilla y ataviado con un costal con el escudo del centenario de la entidad. En un mar de miradas que lo señalaban entró a las órdenes de Manuel Vizcaya, un capataz que por aquel entonces lo describía así: "Vino con mucha humildad, esto no se debe de tomar como un trato de favor sino como una forma de darle las gracias a Dios".
Un sueño cumplido para el expresidente
En el corazón del Señor de las Penas, donde laten sus pasos, el expresidente se colocó en la cuarta trabajadera. Y con el izquierdo por delante se estrenó en una levantá al cielo, como lo hiciera su capitán un año antes con la ansiada UEFA en Eindhoven, como lo hiciera su Sevilla. Y así cumplió la promesa que le hizo a su cristo, a su Señor de las Penas, al que le rezó por que su equipo consiguiera su primer título continental, el que abrió la senda de un camino inolvidable.
En realidad el mandatario se comprometió con la hermandad de Santa Genoveva, pero se lo denegaron para no tener trato de favor con nadie. Sin embargo la Estrella sí lo dejó y cumplió ese inolvidable Domingo de Ramos de 2007 un sueño que no todos tienen el privilegio de cumplir.