Y Bono plantó un muro
Si el partido ante el Huesca era el más importante de la temporada (Lopetegui dixit), la victoria ante el Huesca será por ende una de las más importantes de la temporada asumiendo el discurso del técnico sevillista. Imbuidos o no en las teorías de Julen, lo cierto es que el triunfo del conjunto nervionense es bastante trascendente. Por lo que supone, quizás también de puertas para adentro, los tres puntos llegan de forma sacrificada, sufrida, pero llegan en un momento que permite al Sevilla mantener el ritmo trepidante que ha marcado en LaLiga, que le está permitiendo dejar atrás competidores por la Champions y que de hecho le permite mantener el ritmo de los tres grandes. Con estos puntos, y los que viene consiguiendo, el equipo hispalense empieza a marcar distancias importantes y mantiene una racha que empieza a ser ya escrita con todas las letras mayúsculas: ocho victorias consecutivas, seis partidos sin perder, una derrota en 18 partidos...
Este triunfo fue sufrido, sudado y sacrificado. Porque lo logró el Sevilla apoyado de manera indiscutible en su portero, en Bono, auténtico protagonista del encuentro tras un par de paradas que estarán sin duda en la antología de esta LaLiga. La del cabezazo de Rafa Mir en concreto fue excepcional. Y fue protagonista el meta sevillista porque el conjunto hispalense no pudo cerrar el encuentro con comodidad y porque el conjunto hispalense sufrió durante todo el duelo para imponerse al Huesca. Es verdad que solo sufrió en el tramo final, pero también lo es que no vivió su mejor día en ataque.
Desde el inicio se vio un Sevilla bastante plomizo, con muchos cambios en el once, que por mera calidad y características perdió bastante brío, bastante fuerza, bastante dinamismo. De hecho, el Sevilla del césped se volvió estático, sin profundidad, jugando demasiado al pie, sin sorpresa. Es decir, se volvió un equipo muy previsible que, salvo en un par de acciones, apenas le generó peligro al Huesca. Eso sí, apenas sufrió atrás.
Sin Suso, sin Fernando, Koundé, En-Nesyri, Ocampos, Acuña, Navas... el Sevilla no encontraba las soluciones más acostumbradas para desarbolar la defensa rival. Y la segunda parte no cambió demasiado. La tónica fue algo similar, aunque Julen para intentar dar más ptofundidad a su equipo, para generar más espacios, mutó su equipo en 5-3-2, con carriles largos y más desocupados de tráfico de futbolistas. La cosa funcionó levemente, pero tampoco de forma exagerada. En cualquier caso sí que llegó el gol sevillista en una buena acción de Óliver, otra asistencia más, y un gran remate de Munir. Ese gol frenó incluso un triple cambio que tenía preparado ya Lopetegui en la banda.
Con el 1-0 el Huesca fue más agresivo y el Sevilla, pese a los cambios (Jordán, En-Nesyri, Suso, Koundé, Fernando), siguió sin encontrarse demasiado, casi ni una contra tuvo para rematar el partido. Por contra fue entonces cuando se agarró el Sevilla a Bono, que evitó de forma milagrosa en un par de ocasiones el gol del Huesca.
Sufriendo, sacrificándose, el Sevilla a través de Bono pudo sumar un triunfo importante entre partidos llenos de focos, un triunfo de los que no brillan pero de tremendo valor entre el Barcelona y el Dortmund. Un triunfo que mantiene al Sevilla en un ritmo que solo tres equipos más en LaLiga son capaces de mantener.
Seguimos sumando y los demás ke miren hacia arriba para seguir viendo la matrícula , ahora a por el Dortmund , saludos desde semifinales y desde Champions