Vacaciones con baile y récord

Se acabó lo que se daba. 21 meses casi seguidos de competición que finalizan para el Sevilla FC. Le contemplan en este tiempo una UEFA Europa League conquistada, dos meritorias clasificaciones para la UEFA Champions League y sueños de títulos en la Copa del Rey y LaLiga Santander. Sueños de futuro que reverdecerán en el futuro de seguir en esta línea. Merecidas vacaciones para un equipo que se marcha bailando como el Papu, el hombre que sacó del tedio a un partido infumable y que le da el récord histórico de puntos al equipo de Lopetegui. Merecido récord también, acabando LaLiga a nueve puntos del campeón y a una distancia salvable de los grandes. 77 unidades que invitan a seguir soñando.

Vacaciones oficiales, pues el Sevilla prácticamente se puso una chancla cuando Iñaki Williams le condenaba en el minuto 89 y la otra cuando Hazard, de rebote, hacía el empate en el polémico partido de Valdebebas. Allí el equipo comenzó a pensar en la playa, en olitas y en arena, y de paso aprovechaba para alejar del título a un eterno enemigo como el Real Madrid, que todavía recuerda ese día como clave, con el clásico cinismo de quien pide lo que no es.

Pero eso son otros López. La cuestión es que el Sevilla lleva ya varias semanas sin ningún tipo de presión competitiva. Lo evidenció en Villarreal y, de nuevo, este domingo ante el Deportivo Alavés en el partido que cerraba la temporada. Con los dos equipos con los objetivos cumplidos y sin ninguna meta clasificatoria en mente, no cabía esperar nada distinto de lo que pasó en Nervión este domingo.

La victoria del FC Barcelona en Éibar dejó el partido en un simple reto del Sevilla consigo mismo por el récord de puntuación. Lopetegui además utilizó el partido para homenajear a los jugadores que se marchan del club. Vaclik, Escudero y Franco Vázquez fueron titulares junto a otros menos habituales como Aleix Vidal, Rekik o Gudelj. En verdad no sólo será el último partido de los tres primeros, pues como todos los veranos habrá baile de nombres en Nervión, pero sí son los que se marchan con certeza.

Más allá de las ganas de Suso por impresionar a Luis Enrique tras entrar en la prelista para la Eurocopa, o los detalles del Mudo que siempre han pensar qué habría sido de su carrera con algo más de sangre en las venas, la primera parte tuvo muy poca historia. Algún disparo aislado y llegadas también peligrosas de un Alavés que, en todo caso, no ponían en aprietos a Vaclik pese a su evidente falta de actividad.

No cambió demasiado la historia en la segunda mitad, aunque Lopetegui aprovechó para hacer modificaciones y acabar jugando con un claro 3-5-2. Además, premió a Franco Vázquez y a Escudero con los aplausos de los presentes en el Sánchez-Pizjuán. Trabajadores y compañeros, pues la afición, que sigue fuera de las gradas, ya le tributó el merecido homenaje al equipo antes de entrar en el estadio.

En el tramo final se animó algo más el encuentro. Lo justo para un partido con un poquito más de interés que el de cualquier bolo veraniego. Aunque sin nombres nuevos. Por un lado, Luis Rioja se encontró con el poste, y en el área contraria En-Nesyri fue objeto de un posible penalti que Díaz de Mera decidió obviar. El marroquí también tuvo otra tras una asistencia del Papu Gómez, siempre peligroso, pero chutó mal. Además, Tomas Vaclik dio su último servicio al Sevilla salvando un mano a mano de Joselu tras un error de Gudelj. Sus problemas físicos y la irrupción de Bono no deben hacer olvidar que el checo dio un salto de calidad a una posición que estaba discutida desde la salida de Andrés Palop. Un profesional como la copa de un pino.

Como también es un jugador como la copa de un pino el Papu Gómez. Que agarró un balón y dijo “aquí estoy yo”, soltando un zapatazo en el descuento para rubricar con récord una temporada para la historia que dará paso a una que se presenta al menos tan ilusionante. Llegará bailando como el Papu. Ojo a este equipo, ojo a este menudo argentino que ha dado muestras en cuatro meses de una inmensa calidad que le puede ayudar a dar al Sevilla el paso definitivo. Ese que estuvo cerca de recorrer este ejercicio.