Entre la afición sevillista hay una especial devoción por Éver Banega. Pese a la decisión que tomó la pasada temporada de dar por finalizada su etapa como jugador sevillista, el argentino ha dejado huella. Una marca imborrable pues en el club de Nervión ha vivido "sin duda, los mejores años de mi carrera. Donde mejor la pasé, más me dieron y más feliz fui", afirmaba el futbolista con lágrimas en los ojos el día de su despedida.
Tras la consecución de la quinta UEFA Europa League del Sevilla FC y tercera del ex de Newell's, un aficionado sevillista tomó la decisión de tatuarse las iniciales y el número 10 del rosarino en su piel. Se trata de Carlos Romero, un joven sevillano que, según ha podido saber El Desmarque, presume de sevillismo y 'baneguismo' allá por donde va. "Me hice el tatuaje tras su último partido con el Sevilla y se lo envié por Instagram, pero al ver que no me contestaba le hablé a su mujer Valeria. Ella lo vio y se lo enseñó a Banega. Luego me envió un vídeo agradeciéndomelo. También me dijo que estaba un poco loco", manifiesta declara Carlos.
A raíz de aquella anécdota, Carlos comenzó a entablar amistad con la familia de Banega. Tanto es así que el propio jugador le quiso enviar una camiseta como muestra de agradecimiento y constante apoyo. Este miércoles, Éver Banega se encontraba en Marbella con el Al Shabab saudí con motivo de un amistoso de pretemporada frente al Europa Point FC de Gibraltar. "Ayer me puso un mensaje diciéndome que iba a estar por Málaga jugando amistosos y que si quería pasarme. No lo dudé ni un segundo y viajé a Marbella expresamente para verle jugar, además de conocerle en persona. Es un buen amigo, estuvimos hablando un buen rato", finalizó Carlos aún con la emoción en el cuerpo.