Desquiciado y derrotado
Un Sevilla bastante desquiciado ha perdido su primer partido oficial de la temporada en un partido muy flojo, con una primera parte prácticamente tirada a la basura y una segunda con algunas oportunidades pero poco consistente, sin juego ni patrón de partido. En el campo hubo poco criterio y en la banda tampoco hubo aportación esta vez para arreglar el desaguisado. Tenía una oportunidad de oro el equipo de Lopetegui para, con un partido menos, auparse a lo alto de la tabla, y la dejó ir. Porque realmente el partido del Sevilla fue bastante pobre, en actitud y fútbol. En la primera parte el Granada se lo comió por intensidad y en la segunda el equipo nervionense adoleció de ideas, criterio, fútbol. Un buen ejemplo del partido sevillista fue el final del partido, cómo jugó esos minutos de descuento, absolutamente ido, confundiendo acciones, equivocando decisiones, picando en las artimañas granadinas para agotar el partido.
Por segundo partido consecutivo, al Sevilla se le vio bastante perdido. A eso sumó una falta de intensidad desconocida en las filas de los de Julen. Bien es cierto que el Granada prácticamente tiró una vez y marcó, y además con fallo del portero, y que el Sevilla tuvo varias oportunidades para igualar el duelo. Pero es innegable que el equipo de Lopetegui perdió en Granada, y no es la primera vez, muchas de sus señas de identidad. Desde la intensidad inicial, a la calma en el juego, a la idea fija, a la calidad individual. Nada de eso hubo en Los Cármenes. Y esas facultades se echaron de menos también en el banquillo, porque Lopetegui tampoco pudo dotar al equipo de lo que adolecía. Más bien, al contrario. Parece que se precipita en cambios de jugadores, de sistema, de piezas... y eso no ayuda a reconducir situaciones como las dadas en este encuentro, con 1-0 en contra.
Sin intensidad
La primera parte del Sevilla, más bien la primera media hora, es difícil de calificar. El Granada superó al equipo hispalense en todo. Intensidad, planteamiento, ritmo, velocidad, juego... Los de Julen salieron imprecisos y sin saber, al parecer, que tendría enfrente un equipo que se jugaba la vida y que salió a comerse al rival, actitud que no se vio en ningún momento en el equipo rojinegro este domingo. El Sevilla sucumbió a la fuerte presión nazarí en todo momento. No había manera de sacar la pelota, ni a través de Lamela, ni a través de Suso ni a través del centro del campo, que no veía claras las fórmulas para llevar la pelota a Rafa Mir. Tampoco los laterales, Montiel y Acuña, estuvieron muy precisos a la hora de sacar la pelota, y ante este ahogo el Sevilla se perdió. Quizás fuera el momento de jugar más en largo, de buscar más a Mir por arriba, al menos para desactivar esa presión local, pero el equipo nervionenses insistía e insistía sin éxito, y el Granada se creció y jugando y robando tanto en campo contrario se encontró en gol gracias a un doble fallo sevillista, primero un mal despeje de Diego Carlos pero sobre todo una mala colocación de Bono, que convirtió un disparo decente de Rochina en gol dando un paso equivocado al lado erróneo. El meta que tantas veces salva a su equipo, sin ir más lejos dos veces en los últimos 7 días, erró esta vez.
El gol despertó al menos al Sevilla, que pese a su nefasto inicio tuvo dos ocasiones claras para empatar, en una falta casi seguido al gol en la que Diego Carlos la mandó arriba y otro disparo postrero de Jordán a llegada de Montiel. El equipo nervionense, sin hacer nada del otro mundo (Suso y Lamela recuperando posiciones a pierna cambiada, Rakitic ofreciendo más seguridad en el pase en la salida), al menos tomó el control del encuentro.
Cambios y más cambios
Tres cambios de salida en el descanso hizo Lopetegui, aunque la primera mitad, haciendo honor a la verdad, no fueron del todo malos. Pero necesitaba agitar el equipo. Navas, Papu Gómez y Munir saltaron al campo por Montiel, Jordán y Suso. La salida fue buena, pues Lamela tuvo una oportunidad bastante clara y los cinco primeros minutos de la reanudación fueron buenos. Pero fue un efecto efervescente, porque de nuevo el Sevilla se convirtió en plano, perdió el norte y con ello llegaron de nuevo más cambios, poca estabilidad. Toda la segunda parte más allá de esos cinco minutos iniciales fueron un desconcierto, una precipitación constante, un intento sin hoja de ruta. No consiguió desequilibrio en ningún caso el Sevilla y llevó el encuentro a situaciones divididas que siempre fueron del rival. Y así se fue hasta desesperando, cayendo en el juego de un pobre Granada que no había ganado hasta el momento. El mejor ejemplo fue el final del partido, un descuento desaprovechado en dos trifulcas casi generadas por la falta de temple de Diego Carlos y Ocampos, una falta de temple quefaltó en general en un Sevilla que pierde su primer partido y una buena oportunidad de meterse arriba del todo y sacar ventaja incluso ya a sus rivales.
Debe trabajar Julen Lopetegui porque su equipo parece pasado de revoluciones, y no de las revoluciones positivas, sino las que enloquecen. Y el primero que quizás debe calmarse es él. A veces las revoluciones y los cambios, también en el partido, tienen caminos más largos. Quitar a Montiel a las primeras de cambio, contar con Munir desde el ostracismo a primer recurso ofensivo, manejar siempre opciones y cambios previsibles, dejar a Idrissi, quizás el único jugador que aporte un 'uno contra uno claro' siempre en el banco... Que el parón calme al Sevilla y a su entrenador, y seguramente todo vuelve a engrasar.
Otro planteamiento rácano, nauseabundo, plano, sin profundidad, sin remate, con muchísima lentitud, así es imposible sorprender a nadie, sin imponerse en ningún momento, demasiados pases y la mayoría hacia detrás, no se encargan los partidos, no se van a por ellos de cara, por derecho. Se especula, y se especula, y luego te castigan lo máximo con un solo disparo a puerta. Perdió una gran oportunidad, ante un equipo que solo demostró ganas y entusiasmo por ganar al Sevilla cumpliendo su objetivo, por desmeritos y por desganas y por los planteamientos, ya vomitivos de Lopetegui. O este hombre cambia el guión, hay equipo para mucho más, o se tendrá que ir.
Di el nombre no te cortes, es el RATÓN Y LO SABEMOS TODOS, nadie pensó que este año hay varios jugadores con un año más y se les nota bastante?
Dicen que nunca se rindeeeeeee...
Pues por aquí pulula un mentecato según el cual no se debe criticar cómo juega este equipo porque Lopetegui ganó una Europa League.
Sssss🤫😂😂😂