Tecatito, el “nunca se rinde” como filosofía y el día que dijo no al Barça

Tecatito Corona nació un Día de Reyes en Hermosillo, una ciudad de más de 800.000 habitantes que es la capital del estado de Sonora, al norte de México y a algo más de 300 kilómetros de la frontera de Estados Unidos. Su historia es la de un chico que creció en el deporte más básico de su tierra para ir siempre hacia cotas mayores y ‘acabar’ en el Sevilla FC.

Dicen que nunca se rinde es el lema de su nuevo club, y el propio Tecatito lo hace propio, tal y como ha confesado en la entrevista en exclusiva que ha concedido a ElDesmarque, donde analiza sus primeros días como futbolista.

- Cuéntenos sobre su trayectoria. Empezó en la Liga OXXO en Hermosillo. Me dicen que era una competición muy curiosa.

- Así es. Exactamente es una competición que comencé con seis años, hasta que me fui a Monterrey, que fue de los 6 a los 14. Vuelvo a lo de la Liga OXXO, donde viví momentos increíbles. Solo quería que llegara la tarde para ir a entrenar y luego los fines de semana para los juegos, que era lo que a uno le gustaba e ilusionaba. Después me fui a Monterrey, a las fuerzas básicas, y de ahí nace mi trayectoria.

- Su padre jugaba al fútbol.

- Lo fue de más chico, pero después paró y fue beisbolista. Le gustó más el béisbol.

- Y su hermano jugó en Tigres y usted en Rayados, algo así como el Betis-Sevilla de Monterrey. ¿Cómo era?

- Estuvo poco tiempo. Después mi hermano más chico estuvo también poco tiempo, como dos años, en las fuerzas básicas y después lo dejaron, se pusieron a estudiar. Es un derbi. Él después se hizo rayado, como yo seguí mi vida con Rayados, somos muy apegados y se hizo de Rayados.

- Cómo fue su llegada a Europa. Su primer año en el Twente fue complicado y estuvo cerca de volver a México, pero en el segundo sobresalió.

- El primer año, imagina. Pasar de México a Holanda, con el clima ya era difícil. Después el idioma. El primer año fue difícil, pero siempre estuvimos trabajando y la gente me apoyó, fue respetuosa y me ayudó a sobresalir en el segundo año.

- Algo similar le pasó en el Oporto, e incluso llegó a llevar el brazalete de capitán.

- En Twente creo que no, en Oporto sí lo he llevado. Siempre cuesta, ya sea un año, seis meses o dos años, adaptarse. Fue un poquito similar.

- No es común en estos tiempos que un jugador, y más extranjero, esté siete años en un mismo equipo. ¿Qué encontró allí?

- Seis años y medio, me fui en la séptima temporada. Encontré a un club que me ayudó a querer ganar siempre, a saber que un empate era una derrota. Te enseña todo eso, a salir al siguiente partido y saber que lo tienes que hacer mejor. Después una ciudad que es muy bonita, no sé si la conoce. Las personas también, hicimos amigos en esos seis años y medio y fue una experiencia muy buena.

- ¿Y qué espera encontrar en Sevilla?

- La verdad es que lo mismo, que ya lo estoy viendo en este poco tiempo. Es un equipo que nunca se rinde. Esa frase me llegó mucho, porque es muy similar. Espero eso, que cuando empate me enoje, ni hablemos de la derrota, que quiera ganar siempre. Trabajar el día a día, ser exigente conmigo mismo. Eso es lo que encuentro. Y conquistar objetivos, que es lo fundamental.

- Estuvo a punto de ir al Barcelona cuando era prácticamente un niño. ¿Qué sucedió?

- No fue con 15 años, fue con 18 o 19. Sí al Barcelona B. Me quedé por otras situaciones y a los 19 o 20 ya estábamos en pláticas con Twente y acabé yendo allá.

"Con 18 o 19 años estuve a punto de ir al Barcelona B, pero me quedé en México por otras situaciones. Soy alguien que cada vez que va pasando mi trayectoria no me arrepiento de nada"

- ¿Le queda esa espina?

- Pudo haber sido que sí, pero soy alguien que cada vez que va pasando mi trayectoria no me arrepiento de nada. Siento que esto ha sido… no se puede decir perfecto, pero casi perfecto. Lo he disfrutado bastante, he vivido cosas, he ganado cosas grupales y personales que la verdad es que me siento pleno con eso.