Del Cluj al Dinamo: Bono, Nervión y la Europa League 721 días después
Los caminos del fútbol son inescrutables. Que se lo pregunten a Yassine Bono, que este jueves ha vuelto a jugar en un Ramón Sánchez-Pizjuán engalanado para la UEFA Europa League 721 días después de la última vez, en la que fue su noche más complicada como portero del Sevilla FC. De hecho, una noche tras la que sólo un golpe brusco de timón no le condenaría a pasar a la historia sevillista como un portero suplente más de los que pasaron con más pena que gloria. Y le dio 500 golpes a ese timón.
Este jueves se han cumplido 103 semanas exactas desde que Bono se tragara el gol del Cluj que dejaba a su equipo fuera de la Europa League de 2020. Vaclik andaba lesionado ese 27 de febrero tras jugar la ida en Rumanía, por lo que Lopetegui tiró del marroquí. Un partido soso y trabado, pero en el que el Sevilla no sufrió demasiado, se iba por el retrete. Había jugado cinco de los seis partidos de la fase de grupos, pero cuando llegó la hora de la verdad el checo fue titular en Rumanía.
La cuestión es que, en el último suspiro, en el minuto 86 del encuentro un tiro desde fuera del área se le coló por debajo del cuerpo. Ese tanto eliminaba al Sevilla de la Europa League, pero el VAR pudo darle vida al Sevilla. Y a partir de ahí llegó una pandemia, una lesión de Vaclik, una fase final atípica de la Europa League en Alemania, un montón de paradones de Bono -que se lo cuenten a su hoy compañero Martial-, un trofeo más para las vitrinas sevillistas y una opción de compra ejercida.
Hace 721 días Bono jamás podría pensar que sería clave en uno de los mejores Sevilla de la historia. Y ningún sevillista podría pensar que hoy, casi dos años después, se volvería a rendir a Bono y corearía su nombre en la grada.
Hace 721 días Bono jamás podría pensar que sería clave en uno de los mejores Sevilla de la historia. Y ningún sevillista podría pensar que casi dos años después corearía su nombre en la grada
El marroquí ha mostrado ante el Dinamo de Zagreb que la Europa League es, como para el Sevilla, su competición. En el minuto 9 se sacó una mano increíble para rozar un disparo peligrosísimo de Orsic. En el 53 destapó el tarro de las esencias, ese que tenía siempre abierto en Colonia, para hacer una doble intervención de esas milagrosas.
La vida, en este tiempo, ha cambiado para Bono. También para el Sevilla FC, que ha encontrado cuando nadie lo esperaba a uno de los mejores porteros de su historia. Los dos tienen un idilio con la Europa League. Los dos quieren levantarla en casa. Gracias a Bono por lo de entonces. Gracias por lo de ahora.