Ancelotti arranca los brotes rojos de Sampaoli
La llegada de Sampaoli ha traído brotes rojos a un Sevilla FC herido de pena. Los había mostrado hasta ahora y los mostró durante un rato en el Bernabéu, donde cayó en la jornada 11ª de LaLiga Santander fruto del fulgor del Real Madrid impío de Ancelotti. Su equipo resistió el renacimiento del Sevilla pero arrancó esos brotes rojos con la fuerza de los líderes.
El Sevilla estuvo a punto de morir en su planteamiento preventivo y miedoso, sufrió en una primera parte descorchada por los blancos. No obstante, resurgió, recuperó su identidad y pugnó por el partido, hasta que otro fallo, como el del primer gol, alimentó el ansia ofensiva de un rival infatigable.
Llegarán tiempos de amauterismo, de rebelión contra los grandes, de posesión y juego eminentemente ofensivo. Llegarán, seguro. Aún así, el Sampaoli de hoy día necesita adecuarse al Sevilla de hoy día: un equipo feble, una plantilla llena de lagunas, un bloque con el alma herida. Y en ese contexto hizo lo que pudo o lo que él cree que puede poder. Cubrirse las espaldas como nunca hubiera hecho y plagar el once de centrocampistas deseosos de balón pero condenados a perseguirlo, corriendo como posesos detrás de los blancos.
Entregar el miedo en bandeja
Este Real Madrid de Ancelotti te puede matar de mil maneras, pero seguro que se lo pones más fácil si desde el inicio le entregas el miedo en bandeja. El nuevo Sevilla FC de Sampaoli salió a no perder o a no perder por mucho. Y la estrategia le duró cinco minutos. El tiempo que tardó Montiel en firmar un error grosero que Vinícius convirtió en una maravilla para que Modric empujara el esbozo de la sentencia. Tres contras atribuladas y cuarenta minutos corriendo detrás de un rival campando a sus anchas.
Biehallado el sevillista que creyera, por un sólo instante, que el panorama tenía arreglo. Era cuestión de rezar contra la tragedia. Porque este Sevilla, el de Isco, el de Lamela, el de Rakitic, no tiene argumentos para contestar a un señor Real Madrid empoderado por el temor ajeno. Ni quieren ni saben jugar a eso, condenados a un sufrimiento impropio de su potencial. Será que hay que esperar que el sampaolismo cunda y quizá necesite su tiempo. Mientras tanto, no cabía esperar otro horizonte que el que se vio durante muchos minutos.
Tocar el balón en tu área está muy bien, aunque eso no conduce a nada si los que tienen el duro no van a llegar nunca a cambiarlo. No sería justo culpar de todo al argentino. Se ha encontrado un plantel tieso como la mojama en lo físico y con el mismo espíritu que un palodú. La pelota para el de enfrente y que sea lo que dios quiera. Y Vinícius, Modric, Valverde, Rodrygo quieren mucho. De hecho, no se cansan de querer.
El chamán de Sampaoli o el 'nunca se rinde'
O sí. Quizá el Real Madrid se vio agrandado por la pequeñez del rival. Sin embargo, hay algo que este Sevilla tiene grabado en el alma: nunca se rinde. Viendo la primera parte, todo lo que se esperaba era un saco de goles madridistas en la segunda. No se sabe si el chamán de Sampaoli, si el orgullo del escudo, si el "total, ya que más da"...lo cierto es que del vestuario sevillista volvió al césped otro equipo. El equipo valiente, sereno, incisivo que sueñan sus aficionados, el que han estado acostumbrados a ver durante muchos años. Y en menos de diez minutos le giró el sentido al partido. Gol de Lamela, tres oportunidades para haberse puesto por delante y el nerviosismo y el miedo, para el de enfrente.
Empezaba otro partido, el que los sevillistas se merecían, el de los brotes rojos que ha hecho crecer Sampaoli. Los problemas para sacar el balón ya eran cosa del Real Madrid, los duelos ya eran más rojos que blancos, la contienda ya era cosa de dos. Y las oportunidades, también. ¿Cómo se puede explicar tal cambio perdiendo en el Bernabéu y preso del miedo? El escudo tendrá la respuesta.
Un fallo y vuelve el impío Real Madrid
De la presión desquiciada al orden y al concierto. De la falta de punch a la amenaza en cualquier lance con Courtois en el horizonte. De no poder tenerla a quererla todo el tiempo. De tocar alocadamente a darla siempre con sentido. La paridad en el juego se hizo tan ostensible que el Sevilla se vio con opciones. Y ahí, en el único fallo en el pase, el Real Madrid montó una contra endiablada que acabó con Lucas Vázquez empujándola a placer a la red.
Y ahí volvió el Real Madrid sediento de sangre, sin piedad, inapelable. Valverde la cogió en la derecha y la puso donde ni Bono ni nadie la cogería. De un derechazo impecable se cargó toda resistencia posible. Ya sí que era demasiado tarde para reaccionar. Ya sólo quedaba ver el tran tran del cuadro de Ancelotti para desterrar cualquier pelea. Ya sí resultaba demasiado tarde para reaccionar ante el pecado de la valentía. Ya sólo queda tiempo para esperanzarse en que los minutos buenos no son una ensoñación y que este Sevilla tiene arreglo, más allá de la deuda moral que ha dejado Lopetegui. Y rezar para que el mercado de invierno refuerce una plantilla muy tocada, en lo físico y, lo que es peor, en lo anímico.
No os gustaria que Mr.Big Data "Alias"MONCHI..nos diere algunas explicacion creible ,de a que se ha dedicado,desde Marzo ,que ya sabia las carencias y las ventas que habria,para al final traer a gentes sin equipo y fuera de forma por su inactividad.cuando el equipo necesitaba,2 defensas 1 o 2 medios Box to Box y si hubieran sido,Negro,Fuerte y Feo mejor,y uno que las meta..enga Sr.Monchi..a que se ha dedicado...a los SEVILLISTAS NOS DEBE UNA EXPLICACION,GRACIAS....
Tenemos el mismo golaverage que equipos como el Almería, Getafe, Español o Girona...ese es el nivel de la plantilla diseñada por nuestro director deportivo.