El detalle de Isaac Romero que ha 'enamorado' a Quique Sánchez Flores
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El delantero, con notables registros en presión individual
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Quique Sánchez Flores no para de destacar su valía
Isaac Romero se ha convertido, por derecho propio, en el nombre propio del Sevilla. El punta de Lebrija, tras ser inscrito con el primer equipo hace semanas, se estrenó, con un doblete, ante el Getafe, le dio el pase a su equipo y se ganó todo tipo de elogios. Su entrenador, Quique Sánchez Flores, no se cansa de destacar su valía y hay un pequeño detalle que explica el porqué su técnico está enamorado de él.
Sus números en el Sevilla Atlético invitaban a ser optimistas, pero la realidad es que la explosión de Isaac Romero, con dos goles ante el Getafe, llegó posiblemente mucho antes de lo esperado.
Su principal problema, sin embargo, está siendo físico. El futbolista tuvo que ser sustituido tanto el día del Alavés como en el Coliseum poco después de la hora de juego y él mismo reconocía ante los medios oficiales del club que tenía que adaptarse, poco a poco, al nivel de la competición.
Pero el nivel de la competición no lo es todo, ya que Isaac Romero tiene un dato, un detalle, que tiene totalmente enamorado a Quique Sánchez Flores en estos primeros partidos en el primer equipo.
Isaac, el hombre que no para de presionar
Si revisamos la figura de Isaac Romero en Driblab, uno de su números más llamativos, más allá de goles esperados y de goles por remates (condicionados, lógico, por sus dos tantos en El Coliseum) es su capacidad de presionar.
El atacante sevillista es, junto a Mariano Díaz, los dos hombres con mejores registros en presión individual, cita a la que, aunque con datos condicionados por sus pocos partidos con Quique Sánchez Flores, tampoco falla En-Nesyri.
Un poco más lejos, y a pesar de haber jugado con el nuevo entrenador, está Rafa Mir, un delantero que sigue lejos de los registros en cuanto a presión individual y que dice estar trabajando para "darle la vuelta a la situación".
Caso aparte es el de Lucas Ocampos, que tiene unos registros en presión altísimos, como ha sido de costumbre desde que llegase al Sánchez-Pizjuán.