Fracaso absoluto
La temporada se terminó de la peor manera posible, con una derrota ante tus aficionados. El año comenzó con el único objetivo del ascenso directo y los primeros partidos, sobre todo los de casa, ilusionaron hasta a los más pesimistas. El Sporting ha dicho adiós a una campaña para olvidar, ahora toca planificar una plantilla que necesita un lavado de imagen.
Las Palmas se clasificó para la final del 'play off' de acenso a Primera y lo hizo tras vencer los dos encuentros ante el Sporting. El Molinón se tiñó de rojiblanco para arropar a sus jugadores en busca de una remontada que nunca llegó y la imagen para despedir la temporada es la de un futbolista como Sergio dejando sus lágrimas sobre el terreno de juego.
El objetivo lo marcó el club antes de comenzar la liga, terminar entre los dos primeros era el final marcado para un equipo que se confeccionó para ser el campeón o el subcampeón de una competición que no ha dado el nivel de otros años. El año comenzó a torcerse en enero cuando López Garai, que sí jugará la final, abandono el Sporting por la puerta de atrás. A partir de ahí los resultados no acompañaron y Sandoval fue el siguiente en abandonar un barco que navegaba a la deriva. Abelardo cogió el timón en la recta final y el equipo tuvo un pequeño cambio que ayudó a los rojiblancos a clasificarse para las eliminatorias de ascenso a la Liga BBVA.
Las Palmas fue el primer rival a batir para conseguir el ansiado ascenso, pero la ilusión duró una semana. Siete días después de que concluyera la temporada regular, el Sporting dice adiós al sueño de enfrentarse a los mejores equipos del país. El conjunto canario no hizo grandes cosas por clasificarse, pero un error en el partido de ida declinó la balanza al lado de los hombres de Josico. La puntilla llegó el día que se cumplían seis años del último ascenso con Manolo Preciado en el banquillo rojiblanco.
Asdrúbal aprovechó una asistencia de Nauzet después de que el extremo fallara lo infallable delante de Cuéllar. El Molinón se vació poco a poco y el silencio fue el protagonista de los últimos minutos de vida de un equipo que no consiguió el objetivo. La resaca durará al menos un año, al Sporting le toca volver a competir en la categoría de plata.