Bruno amarga la Fiesta de Fin de Año
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La trampa de Fin de Año diseñada por Gary Neville, que cambió su sistema y cedió una parte entera a su rival para luego ir a buscarlo adelantando líneas, no funcionó y el Valencia acabó derrotado ante el Villarreal por un gol a cero en su visita a El Madrigal.
Un gol de falta directa de Bruno Soriano en la segunda mitad cuando mejor estaba jugando el Valencia, tras una gris primera mitad, fue una losa insuperable para un equipo que había trazado un plan. La trampa para Fin de Año diseñada por Gary Neville (esperar atrás y luego adelantar líneas) fue insuficiente para acortar distancias con el Villarreal y el resto de equipos que ocupan las plazas europeas. Bruno Soriano, de falta directa en una acción exagerada por Soldado, amargó el último día de 2015.
Con todo salió Gary Nevile en El Madrigal. En la previa no había querido confirmarlo, pero estaba claro que con el 1-3-5-2, el técnico inglés pretendía maximizar las virtudes del Valencia y minimizar las del Villarreal. Vezo, Aderllan Santos y Abdennour serían la última línea de defensa en un partido que se presumía duro para los intereses valencianistas. Dani Parejo el pivote defensivo, Barragán y Cancelo las alas; Danilo y André los creadores. Y es que, con tantas bajas -en el dique seco están Diego Alves, Rodrigo Moreno, Mustafi, Gayà, Enzo Pérez, Feghouli y Bakkali- el técnico se arropaba más y buscaba la pegada de sus dos cañoneros: Alcácer y Negredo.
Jugar con tres marcadores es arriesgado, sobre todo cuando por banda superan a los carrileros. Así llegó la primera ocasión del Villarreal, obra de Dos Santos, que forzó la primera gran intervención de Jaume Doménech.
El equipo estaba muy atrás. La consigna parecía clara: Esperar y lanzar balones largos a Alcácer y Negredo, para que éstos trataran de convertir algún pelotazo en una ocasión clara.
El equipo estaba muy atrás. La consigna parecía clara: Esperar y lanzar balones largos a Alcácer y Negredo, para que éstos trataran de convertir algún pelotazo en una ocasión clara.
El Villarreal dominaba y, a pesar de no tener demasiadas ocasiones claras, era el que más cerca estaba de marcar. Así, Bruno, de falta directa, casi le da un disgusto a los valencianistas.
Esta impotencia creativa y futbolística, pues el equipo no presionaba la salida del juego rival, y sufría de o lindo atrás, se vio salpimentada por la actuación del árbitro, que comenzaba a desquiciar a los valencianistas. Álvarez Izquierdo sancionaba con facilidad las acciones visitantes, fueran punibles o no. Hasta el flemático Gary Neville protestaba desde el banquillo.
Sin presionar, el gol rondaba el área valencianista constantemente. Únicamente una acción de picardía de Barragán y Parejo forzó un córner sin mayores consecuencias a favor de los de Mestalla. Éso y un centro de Cancelo (de nuevo el mejor en ataque a pesar de jugar a banda cambiada), fue el pobre bagaje de los blanquinegros antes del descanso.
Un paso adelante y un jarro de agua fría
Cuando peor estaba el equipo local, el colegiado apreció falta en una exageración de Soldado y señaló falta al borde del área que Bruno transformó magistralmente en gol. El colegiado metía al Villarreal en el partido. El equipo necesitaba dar un pasito adelante y lo dio. Con esa intención saltó al campo en la segunda mitad y empezó a pisar más el campo castellonense. Todas las líneas habían avanzado diez metros. Esa decisión, en ataque te beneficia, y en defensa, achicas más pelotas, pero cuando te cazan, las ocasiones son más claras.
André Gomes, Parejo y Danilo comenzaron a acariciar el cuero y así, gracias a un error de Víctor Ruiz, el Valencia gozó de su mejor ocasión. Alcácer recuperaba y André Gomes forzaba una salida a la desesperada de Areola, que forzó un córner. No se había cumplido la primera hora de partido y Parejo probaba desde fuera para que el meta galo despejara de nuevo a córner.
El gol se mascaba. Alcácer remataba alto de forma incomprensible un centro de Barragán. Las tornas parecía que habían cambiado definitivamente. El Madrigal se ponía nervioso. El Valencia había acumulado tres ocasiones claras y estaba dispuesto a irse a por el partido.
Sin embargo, cuando peor estaba el equipo local, el colegiado apreció falta en una exageración de Soldado y señaló falta al borde del área que Bruno transformó magistralmente en gol. El colegiado metía al Villarreal en el partido.
La reacción inmediata fue un nuevo remate alto de Alcácer y la entrada al campo de Santi Mina por el amonestado Barragán. Poco después sería Piatti el que entraría por Danilo en la medular. El sistema no cambiaba, las ganas tampoco, pero el acierto se iba apagando con el paso de los minutos. El gol local, por injusto e inesperado, había caído como una losa sobre las huestes de Gary Neville cuando mejor estaban jugando.
Parejo, tocado (otra lesión muscular), se marchó a cinco minutos del final. En su lugar entraba el jovencísimo Fran Villalba, que debutaba en Liga y vio su primera tarjeta amarilla. No hubo tiempo para más, aunque los de Gary Neville lo intentaron hasta el último instante.
El Valencia acaba décimo el año, a once puntos de la Champions.