Marcelino vuelve a Valencia
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Con la llegada de Marcelino García Toral a la disciplina del Valencia CF se abre una nueva etapa en el club de Mestalla ya que tras dos temporadas de travesía en el desierto y una constante de sinsentidos, el club valencianista vuelve a basar sus decisiones en la coherencia. Para muestra un botón, ya que el tiempo de experimentos en el banquillo valencianista queda atrás y se ha apuesta por un entrenador con experiencia y cuya trayectoria a lo largo de la última década lo avalan como es el caso del asturiano. Un cambio de tendencia que ilusiona a la afición del Valencia CF y que confirma así, que la llegada de Mateo Alemany supone un punto de inflexión en la gestión por parte Meriton Holdings desde su desembarco en la Capital del Turia hace algo más de dos años.
Así pues, llega Marcelino al Valencia, a un club y a una ciudad caracterizados por la exigencia de su afición, algo que el asturiano lleva por bandera en su trabajo diario. Marcelino vuelve a la Capital del Turia más de un cuarto de siglo después. La ciudad no le es desconocida ya que el asturiano jugó durante dos temporadas en el club vecino, en el Levante UD. Jugó en el Levante UD durante las temporadasa 90/91 y 91/92
Fue en las temporadas 90/91 y 91/92. Tras haber jugado durante cuatro campañas en Primera División con su club, el Sporting, se enroló en las filas del Racing de Santander que militaba por aquel entonces en la categoría de plata. Tras sufrir un descenso con el conjunto cántabro, fichó por el Levante UD en el verano de 1990. Por aquel entonces Marcelino tenía 25 años y el Levante participaba en Segunda. Marcelino era un fijo en la medular de aquel equipo. Disputó un total de 33 partidos, 28 de ellos como titular y cinco como suplente. Lamentablemente, el Levante no pudo mantener la categoría aquella temporada y descendió a 2ª B.
En la temporada 91/92, Marcelino continuó en el club de Orriols, esta vez en la categoría de bronce, aunque su participación fue menor ya que tan soló jugó 15 partidos en aquella campaña, de los cuales 13 fueron como titular y dos como suplente.
Experiencia, rigor y exigencia para el banquillo de Mestalla
El técnico asturiano Marcelino García Toral incorporará al banquillo de Mestalla la experiencia acumulada en los últimos años y el rigor y la exigencia que le han caracterizado, tras haber sido contratado por el Valencia para al menos las dos próximas temporadas.
Precisamente son dos años los que lleva el nuevo equipo de Marcelino sin encontrar su norte, pues la pasada temporada y la actual han sido decepcionantes para el club valenciano, por el que han pasado cinco técnicos en los dos últimos campeonatos.
Marcelino acumula dos décadas como entrenador y ha dirigido al Sporting de Gijón de su ciudad natal, además de al Recreativo de Huelva, Racing de Santander y Zaragoza, antes de completar en el Sevilla y el Villarreal sus etapas más recientes, especialmente la de tres años y medio entre 2013 y 2016 en el club castellonense.
Su trabajo táctico se centra en el rendimiento defensivo, las transiciones rápidas y la capacidad para crear peligro, más que juego, a base de intensidad e implicación.El nuevo técnico del Valencia, club al que a punto estuvo de llegar hace ya una década, es conocido por la entidad y por su afición como consecuencia, sobre todo, de su paso por el rival regional Villarreal.
Llegó al club de La Plana a mitad de la temporada que el Villarreal jugó en Segunda División (campaña 2012-2013) en un momento en el que el equipo atravesaba un periodo de dudas que hacían peligrar la posibilidad de regresar a Primera por la vía rápida.
Marcelino enderezó el rumbo y, tras ascender al equipo, lo consolidó en la zona noble del fútbol español con tres clasificaciones consecutivas para competiciones europeas, dos para la Liga Europa y la última para la Liga de Campeones.
Como técnico, siempre ha estado muy pendiente del control del vestuario y aunque su trayectoria en el Villarreal estuvo acompañada de todo tipo de éxitos, con el paso del tiempo la relación con la plantilla y el consejo de administración se deterioró y hace menos de un año se produjo su destitución.
Esa despedida puede considerarse una más de las que suceden a cualquier entrenador, pero el momento en el que se produjo la convirtió en peculiar.
Fue en agosto del año pasado, antes de que el equipo empezara a competir oficialmente, tras haber completado la pretemporada con la mente puesta en la eliminatoria previa de la Liga de Campeones ante el Mónaco, equipo que ahora ha llegado a las semifinales del primer torneo continental.
Su destitución en ese momento le impidió entrenar durante la temporada que ha concluido por cuestiones administrativas, pero a partir de ahora esta en disposición de volver a trabajar.
A la experiencia con la que ya llegó a Villarreal se une el rigor en la forma de trabajar de un técnico que siempre ha estado muy encima de los jugadores, a los que ha exigido al máximo y con los que ha mantenido muy diferentes posiciones.
Durante sus etapas profesionales anteriores, Marcelino se ha caracterizado por ser ambicioso y meticuloso y por querer que sus jugadores estén siempre en perfectas condiciones a nivel de peso y estado físico, además de exigirles profesionalidad dentro y fuera de los terrenos de juego.
Futbolísticamente, su trabajo táctico se centra en el rendimiento defensivo, las transiciones rápidas y la capacidad para crear peligro, más que juego, a base de intensidad e implicación.
Como técnico estricto que es, en algunos casos ha mantenido situaciones de tensión con algunos de sus futbolistas, sobre todo en el primer año que pasó en el Villarreal con hombres como Fernando Cavenaghi, Walter Pandiani, Rubén Gracia "Cani" o Gio dos Santos.
Jugadores del perfil de Bruno Soriano, Manu Trigueros, Jaume Costa o Mario Gaspar, todos ellos en el actual Villarreal, han contado con la confianza de un técnico que prefiere este tipo de jugadores más que las grandes figuras para tratar de conformar equipos altamente competitivos.